Fuego

1K 57 0
                                    


-Pues claro... ¿Qué quieres hacer, cariño? -Respondí, devolviéndole la sonrisa, adoptando un tono de voz confiado y sensual.

Jess cogió mi mano y tiró de ella.

-Ven conmigo.

La seguí hasta unas escaleras que conducían a la planta superior...al dormitorio.

Vaya, parece que esta chica no pierde el tiempo.

Recordé sus palabras el día anterior, cuando hablamos sobre cómo debía interpretar mi papel.

-Olvídate de Julia Roberts en Pretty Woman, profe. Una escort no es una desgasta-esquinas marea-bolsos cualquiera. Es más bien como una geisha...Alguien tan sexy como inteligente, alguien con quien puedes ir a cenar a un restaurante elegante sin que desentone, conversar con ella sobre cualquier cosa...Y alguien, también, con quien luego puedes tener el mejor sexo de tu vida.

-Sabes mucho sobre ese tema, ¿No?

Se encogió de hombros.

-Tengo muchos conocimientos teóricos sobre los temas que me interesan. - respondió sarcásticamente.

-¿Y cómo puedo yo interpretar a alguien así?- protesté - A una mujer tan sexy, inteligente y perfecta...A una diosa, vamos.

-Muy fácil, profe... Limítate a ser tú misma.- dijo, dejándome rendida y sin palabras. Supongo que así fue como terminó por convencerme.

Por fin llegamos al dormitorio. El corazón me latía aceleradamente. Había llegado el momento.

Jess se adelantó para sentarse en el borde de la enorme cama de matrimonio.

Yo caminaba algo más despacio a causa de los tacones.

-Espera, quédate así, delante mío...-Dijo cuando me encontraba a unos pasos de distancia.

Eso hice, permaneciendo de pie para que Jess pudiera contemplarme cómodamente.

Por unos instantes, se dedicó a devorarme con la mirada, mordiendo sus labios.

-Date la vuelta...

La obedecí, girando sobre mí misma.

-¿Te gusta lo que ves?- pregunté con coquetería.

-Eres...preciosa. - Hizo una pausa. - Me gustas mucho... Siempre me has gustado, desde que te vi por primera vez...

La miré, sorprendida.

-Quiero decir, desde que te vi en tu página web de escorts... - añadió carraspeando, volviendo al guion.

Sonreí para mis adentros.

Sí, claro...ahora arréglalo. Acabas de salirte de tu papel para confesarme tus sentimientos.

-Pues aquí me tienes... -dije, mirándola fijamente.- Soy tuya. - Hice una pausa para que fuera consciente de ese hecho...Soy tuya.

-Dime, ¿Qué quieres que hagamos?

Se pasó la lengua por los labios, con actitud nerviosa.

-Quítate el vestido. - ordenó.

De nuevo contuve una sonrisa.

O estaba muy metida en su papel, o en ese momento era realmente lo que aparentaba: una joven ansiosa e inexperta, dominada por sus deseos y sus emociones.

Pude ver mi reflejo en la puerta de cristal oscuro del armario, a mi lado.

El vestido negro remarcando mis curvas...El escote, el peinado, el maquillaje...

Jessica y BeatrizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora