Flashback

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Apenas habían pasado dos semanas desde los acontecimientos que dieron un giro radical a mi vida.
Dos semanas desde que firmé un contrato para trabajar como institutriz, acompañante y/o mentora de Jessica. (Después de una serie de oscuras maniobras por parte de la propia Jessica para alcanzar ese resultado)

Dos semanas desde que entré en contacto directo con un mundo de lujo y riqueza hasta un nivel absurdo.
Y, aunque estaba acostumbrada a cierto grado de ostentación por parte de mis alumnas, -a fin de cuentas, antes había estado trabajando en una de las universidades privadas más elitistas del país- este nuevo entorno supuso un choque radical para mí.

En primer lugar, y muy a mi pesar, tuve que abandonar mi pequeño apartamento alquilado, empaquetando mis escasas y preciadas posesiones.

-¡Por supuesto, tendrá que venir a vivir a Los Enebros, no pretenderá usted educar a mi hija desde su casa!- había dicho con su rudeza habitual el señor De Prada, el millonario padre de Jessica, al concretar las condiciones de mi nuevo puesto.

Yo asentí sin tener una idea demasiado clara de lo que me decía.

Pensé que se trataría de la típica urbanización para ricos en las afueras...

Resultó ser mucho más que eso.

Los Enebros era la espectacular finca residencial situado en la sierra, a una hora en coche de la capital, donde el señor De Prada vivía con su hija.

Un paraíso natural, con una enorme mansión, innumerables hectáreas de terreno, y un lago natural, todo ello cercado, fortificado y vigilado las 24 horas por una empresa de seguridad privada al servicio de la familia De Prada.

Una elegante berlina negra me llevó hasta allí por primera vez un par de días después de firmar el contrato. Cuando el vehículo franqueó las puertas de hierro forjado del lugar, ante la atenta mirada de dos vigilantes armados, me pareció algo inquietante, como entrar en una prisión de alta seguridad.

Sin embargo, una vez dentro todo era diferente...La belleza del paisaje, así como el lujo y la ostentación que nos rodeaba, me dejaron boquiabierta. Mirase donde mirase, hermosos jardines, sofisticadas esculturas flanqueando el camino...Nunca había visto nada igual.

Finalmente, el coche se detuvo ante la mansión, delante de una espectacular fuente de mármol rojo.

Un individuo se acercó a recibirme... Lo reconocí al instante: el abogado del papá de Jessica.

El hombre me estudió de arriba abajo antes de hablar.

-El señor De Prada la recibirá ahora- me dijo en un tono que implicaba que era un gran privilegio para alguien como yo. - Sígame, por favor...

Pensé en las palabras de Jessica, cuando hablamos sobre este momento.

Recuerda, profe...hemos conseguido lo más difícil, pero ahora tendremos que mantener el engaño un poco más...

Haz lo que te voy a decir y todo irá bien.

Mientras caminaba junto al abogado por las lujosas estancias de la casa, de camino al despacho del señor De Prada, tuve una fuerte sensación de déjà vu:

Toda esta situación era muy parecida a la que había vivido unos días antes, aunque en unas circunstancias muy diferentes...Cuando nos reunimos la última vez, en las oficinas de su edificio, yo pensaba que iban a despedirme, o algo peor.

-Señor De Prada, si da su permiso...-dijo el abogado, llamando a la puerta.

-Adelante.

El millonario padre de Jessica estaba sentado tras su escritorio, repasando unos documentos. Levantó la vista de sus papeles y me echó un vistazo al entrar.

Jessica y BeatrizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora