Vamos a la playa

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Me incorporé en la cama, sobresaltada, y me senté con las piernas cruzadas, fingiendo leer un libro con actitud casual, antes de invitarla a entrar.

-Sí, Jessica, adelante...

Me sentía algo avergonzada, como si hubiera estado a punto de pillarme haciendo algo sexual. Bueno, en realidad así era.

Jess abrió la puerta con cuidado.

-¡No sabía sí estarías despierta!- explicó en voz baja. Aun así, entró en mi habitación de forma sigilosa, como si realmente yo hubiera estado durmiendo, y se acercó hasta mi cama.

- Mira, te traigo un regalo...

Con una sonrisa, me tendió un paquetito envuelto primorosamente. Lo recogí, sorprendida.

-¡Jess, muchas gracias! Pero no tenías porqué...

-¡Bah, cállate y ábrelo!

Con algo de aprensión ,comencé a desenvolverlo, sin tener la menor idea de lo que me iba a encontrar.

¿Sería algún tipo de juguete de esos que tanto le gustaba emplear conmigo?

Para mí alivio, resultó ser algo más tradicional.

Un bonito conjunto de bikini de color azul cielo. Era de una conocida marca francesa, muy elegante y muy cara.

-¿Te gusta?

-Me encanta...-reconocí.

-¡Genial! Verás, es que quería agradecerte lo mucho que me has ayudado estos días, aunque sea sólo con un detalle...

-Jess, de verdad...

No sabía que decir; me sentía conmovida.

-Creo que es de tu talla, pero bueno, pruébatelo. - Y a continuación añadió:- Mientras , yo también me iré vistiendo en mi habitación.

Me pareció sorprendente comprobar lo pudorosa que se mostraba en algunos aspectos, después de todas las cosas que habíamos hecho juntas, pero me limité a asentir a sus palabras.

Una vez que estuve sola, me probé el bikini y observé mi reflejo en un espejo de cuerpo entero. Tuve que reconocer que había acertado por completo.

El bikini realzaba mi figura sin resultar vulgar ni obsceno. (A diferencia de otras prendas que me había hecho llevar en el pasado)

Un pequeño aro dorado entre las copas de la parte superior, y otros dos en las cadera izquierda, le daban un toque de sofisticación.

Normalmente yo prefería llevar bañadores de una pieza, que cubrían más piel y ocultaban mejor mis defectos.

Pero bueno, en general no podía quejarme, y lo cierto es que me había ilusionado mucho su regalo.

Así que cogí mi bolsa playera  y llamé a su puerta.

-¡Adelante!- exclamó.

Jess estaba cepillando su pelo ante el espejo. Se giró en mi dirección.
-¿Qué tal?...¡Guau, profe, estás tremenda!

-¿Tú crees?- me giré un poco para que pudiera valorar mejor mi aspecto.

-¡Totalmente!- me observó de arriba abajo detenidamente, asintiendo.

-¡Sí, sí, parece que he elegido bien!- confirmó.

Complacida por sus palabras, y una vez que tenía su visto bueno, saqué de mi bolsa un ligero vestido blanco de tirantes y me lo puse por encima.

-¿Qué haces? ¿Por qué te tapas tanto?

-Bueno, no pretenderás que vaya en bikini por el hotel...

-¿Y por qué no? Profe, con ese cuerpazo que tienes, no deberías avergonzarte de lucirlo.

Jessica y BeatrizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora