Esa noche me costó bastante conciliar el sueño.
La mezcla de emociones que me inundaban, esa suma de excitación y frustración, eran todavía demasiado intensas.
Te quiero, me había dicho, después de rechazarme.
Tumbada sobre la cama, me dediqué a pensar en lo ocurrido.
En mi comportamiento, tan ajeno a mi forma de ser habitual ,y en su rechazo.
De alguna forma, seguía esperando que en cualquier momento se abriera la puerta que comunicaba nuestras habitaciones, y apareciera Jess con su mirada pícara, susurrando: "¿Sabes, profe? Me lo he pensado mejor...hazme sitio en tu cama."
Una idea absurda, desde luego.
Si algo tenía claro es que ella jamás cambiaría de parecer después de haber tomado una decisión.
Por mucho que lo estuviera deseando, por mucho que yo la hubiera excitado, prefería encerrarse en su habitación con sus estúpidos juguetes antes que entregarse a mi...antes que perder el control.
Cobarde, pensé, en el fondo eres una cobarde.
Sin embargo, si ella era obcecada yo aún lo era más.
Pensé en mi propio comportamiento. En ese lugar, alejada de mi entorno cotidiano, había descubierto una faceta nueva.. descarada, exhibicionista... Y me resultaba divertido actuar así delante suyo.
Y, de hecho, había estado a punto de convencerla.
Esta noche, con mis palabras , con mis actos, había hecho dudar a Jess... Estaba segura de que con un poco más de esfuerzo vencería su resistencia.
Y así, mientras tramaba todo tipo de ideas perversas, finalmente me quedé dormida.
Con lo que la noche terminó de una manera muy diferente a la que había planeado.
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A la mañana siguiente, desde muy temprano, decidí poner en práctica una nueva etapa de mi sutil plan de seducción, que se podría denominar "Excitar a Jess hasta que no pueda más y se abalance sobre mí".
Bueno, puede que no fuera muy sutil, pero esperaba que fuera efectivo.
Así pues, a primera hora, llamé a su puerta suavemente.
-¿Se puede?
-Claro, pasa...
Jess estaba sentada en un sillón de la enorme habitación, mirando su móvil. Llevaba puesto un top rosa y un pantalón corto amarillo, la clase de ropa cómoda y deportiva que le gustaba. Levantó la vista de la pantalla y me observó por unos instantes.
-Buenos días, profe... ¿Has dormido bien? Pareces cansada.
-Bueno, no mucho...
Esa mañana, yo me había puesto una holgada camiseta blanca que me llegaba hasta los muslos, a modo de vestido .Mi cabello suelto, despeinado, caía sobre mi rostro de una forma que esperaba que resultara sugerente.
-La verdad es que estoy agotada.- reconocí, caminando por la estancia.
-¿Ah sí? ¿Y eso?
- Anoche, no podía dormir, pensando en ti... así que estuve jugando mucho rato...En fin, ya te imaginarás.
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Jessica y Beatriz
RomanceEsta es la versión corregida de Jessica y yo, la continuación de mi historia " Mi profesora es mi esclava". Cuenta el oscuro romance entre la inteligente y malvada Jessica, de 18 años, y Beatriz, su profesora, una mujer sensible y no tan inocente co...