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Su amiga tenía razón, tenía que olvidarse de sus padres, de todo lo que había pasado con su ex y divertirse aúnque sea por una noche.

Se dirigió a su habitación y abrió la puerta de su closet, miró cada ropa que tenía dentro, eligió aquel vestido azul marino con escote, Sana se lo había regalado en su cumpleaños y lo dejo encima de la cama.

A pesar de que su mamá odiaba un poco o mucho a Sana por no tener cuidado con lo que dice y comportarse como le da la gana,  a ella le daba igual lo que las personas dijeran, a su padre no le molestaba así que seguía llevándose con aquella chica, carismática, revoltosa y juguetona.

Entro a la ducha sin ninguna prenda de vestir y abrió la llave para que el agua cayera por su cuerpo cubriéndo cada rincón.

Al terminar de asearse salio con la toalla envuelta en su cabello, vivía sola así que no había problema en pasearse desnuda en su habitación, agarro su sostén conchevino y unas bragas del mismo color.

Se puso el vestido y se sentó delante del espejo para maquillarse ligeramente, no utilizaba mucho perfume así que no se lo puso, agarro los argollas doradas y decidió agarrarse el cabello en una coleta por último se puso los tacones negros y salio de la habitación.

Espero un mensaje de su amiga el cual no tardo mucho en llegar, fue a abrir la puerta antes de que llegue a golpearla o tocar el timbre como si no hubiera un mañana.

- Oh... Estas hermosa — Dijo la pelirosa entrando a su casa.

- Gracias, tu igual — su amiga sin duda lucía muy sexy, aquel vestido negro sin tirante con lentejuelas de colores y unas botas que llegaban hasta su rodilla, su cabello rizado y que lucía como si recién se hubiera bañado, sin duda no era la tierna Sana.

- Estas lista para esta noche?! — su amiga pregunto con una gran sonrisa.

- Si.

- No pareces tan alegre.

- Solo vamonos ya.

Iba a agarrar su bolso pero su amiga se lo arrebato y saco su celular para dejarlo apagado encima de la mesa, soltó un suspiró y solo se dirigió afuera para subir al auto de Sana.

Al llegar y adentrarse en la discoteca le gusto mucho porque no había una gran multitud de personas como en otros que apenas podías moverte, había espacio para bailar y caminar sin chocar cada segundo con alguien pero como estaba distraída viendo el lugar tropezó con alguien.

- Lo siento... — Se disculpo con aquella chica a la cual no le presto mucha atención porque su amiga no dejaba de jalar su mano.

Se giro para ver a la persona pero ya no estaba, daba igual incluso si se volvía a disculpar no escucharía por la música alta.

Llego hasta la barra donde ambas pidieron la misma bebida un daiquiri, tomaron varios copas hasta que su amiga la jalo para bailar y no se negó.

Como había pensado antes se olvidaría de todo por esa noche y se divertiría, se movió al ritmo se la música junto con Sana tan apegada a ella por varios minutos hasta que se alejaron sonriéndose, su amiga se fue adentrando más hacía donde estaba muchas personas y la dejo ahí.

No le importo y siguió bailando, no tenía nada de malo hacerlo sola había más personas haciendo lo mismo, solo estaba concentrada en la musica y con sus ojos cerrados dejándose llevar.

Al abrir sus ojos sonrió, era la primera vez que estaba en un lugar así y era genial porque no llamabas la atención tal vez de unos cuantos pero nadie que quisiera una foto o entrevista.

Miro hacia la barra que era el único lugar más iluminado de la discoteca, entonces su ojos se quedaron en aquella chica sentada en el taburete con su cuerpo en su dirección, con el brazo apoyado en la mesa y en mano la bebida, la miraba de arriba abajo descaradamente así que haría lo mismo.

hell in heavenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora