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Sé que me dijiste que únicamente te contactara en casos extremos, pero tengo buenas noticias —gorgojeó Ron—. ¡Papá consiguió entradas para el Mundial de Quidditch! Estás, por supuesto, invitado. Te pasaré la dirección de mi casa para que puedas llegar por red Flú...

Harry sonrió feliz, el Quidditch realmente era su deporte favorito, sobre todo por lo cerca que estaba del dominio de su padre. Bueno, mal pensamiento. No estaba pensando en su padre. Estaba bien sin pensar en él.

—No te preocupes Ron, gracias por la invitación, ¿qué día debería de llegar?

¿Qué tal dos días antes?

Llegaré después del desayuno, ¿cerca de la una en Inglaterra?

Le diré a mamá, Hermione también viene, en caso de que te lo preguntaras.

-

Habían pasado dos días desde que Percy, Annabeth y Grover habían salido a su búsqueda, búsqueda en la que Harry casi participa por insistencia de su padre, lo cual le dejaba un mal sabor de boca.

Se sentía estúpido estar donde estaba en ese momento, la barrera del campamento. El árbol de Thalia, su hermana. Una chica que nunca había llegado a conocer pero que lo hacía hervir en rencor y odio, un poco contra ella, mayoritariamente contra su padre. ¿Por qué la había reclamado, de todas formas? Ella estaba muerta. Sé sentía mal por pensar en ella de esa manera, todos la admiraban porque gracias a su sacrificio el campamento era más seguro que antes.

—Los todo poderosos son idiotas —murmuró—. ¿Qué sentido tiene tener hijos si los van a dejar a su suerte aunque tiene el poder de protegerlos y ayudarlos? No serías un árbol si Kiran fuese un hombre verdaderamente preocupado por sus hijos. O tal vez se preocupó por ti y sólo soy yo quien se llevo la mala suerte de ser "no odiado".

Se rio suavemente y siguió con su intento de lectura de verano —tendría un par de palabras con la profesora McGonagall por hacer que un disléxico leyera—, a pesar de todos los sentimientos negativos que le producía pensar en Thalia —no la podía llamar su hermana cuando ni siquiera llegó a cruzar palabras con ella—, se sentía tranquilo sentado debajo de la sombra del pino, si caminaba unos pocos pasos hacia al frente dejaría de ser protegido por la barrera, sería básicamente un suicidio si es que había un monstruo por ahí que lo olería e intentaría devorarlo.

Escuchó pasos, había alguien acercándose. Al levantar la vista pudo ver a Alabaster, un hijo de Hécate que por un momento Harry consideró un posible hermano, era el más cercano a él de todos los hijos de la diosa de la magia y se llevaban bastante bien.

—¿Tarea de tu escuela de magos?

Harry asintió y se movió un poco hacia su izquierda, más cerca del límite de la barrera, Alabaster se sentó inmediatamente a su derecha, tomando el libro de sus manos sin arrebatarlo del todo, Harry estaba costumbrado a que tomara sus cosas mágicas e intentara hacer algo similar.

—¿No preferirías tomar mi libro de runas antiguas? Sé que eres bueno con ellas.

Alabaster rodó los ojos.

—No, quiero ver este, en el desayuno noté que lo estuviste ojeando y no tocaste tu comida, así que supongo que te tiene demasiado absorto porque es interesante.

Harry dejó de sonreír en cuanto se mencionó la comida.

Se había servido un plato y en cuanto iniciaron las ofrendas, tiró todo el contenido haciendo una ofrenda a Hestia, ahora consciente gracias a su padre de que ella siempre lo estaba cuidando. Ella merecía la ofrenda, mientras que Harry no merecía comer, no había aceptado la palabra de su padre, no había ido a buscar su rayo maestro junto con el hijo de Poseidón.

—¿Harry?

—Disculpa, me perdí en mis pensamientos por un momento.

—¿Los tuyos realmente pueden transformarse en animales? —preguntó, Harry recordó lo que estaba repasando, la aminagia.

—Sí, mi profesora puede transformarse en un gato, mi padrino en un perro y mi papá podía hacerlo en un ciervo.

Alabaster dejó de sonreír en cuanto mencionó a su padre.

—¿Creí que tu padre era, uh, el dios de los cielos?

Harry suspiró—. Tuve un padre mortal, Kiran no es heterosexual, así que no es una sorpresa, supongo.

—¿Lo odias, cierto?

Harry miró más allá de la colina mestiza, la carretera era visible, había un par de autos pasando pero sabía que era imposible que los notaran, de nuevo, gracias a la protección que proporcionaba el árbol de Thalia.

—Demasiado.

—Si pudieras unirte a un ejército... un ejército para derrotarlo, ¿lo harías? Pelear en él, me refiero.

Harry se sentía avergonzado por considerarlo. ¿Derrotar a los dioses? Sonaba absurdo, sonaba a algo imposible, sonaba a promesas vacías.

—¿Por qué lo preguntas, Alabaster?

El niño le devolvió su libro, encogiéndose de hombros.

—A veces me gustaría que mi mamá pudiera tener su lugar en el Olimpo, pero debe de haber una bacante entre los doce Olímpicos, ¿cierto? Hipotéticamente, tendría que derrotar a tu padre para que sea la reina de los dioses.

Harry sonrió de manera tensa.

—hipotéticamente —repitió Harry.

—Hipotéticamente —aseguró el hijo de Hécate—. Le pedí a Luke que entrenara conmigo hoy, así que me iré ahora.

-

Había fotografías de Percy en el periódico, de aquel poco tiempo que pasaron en el autobús hasta Nueva Jersey, lo cual era ya molesto porque habían pasado dos días de eso y Percy realmente quería descansar como es debido. No quería que la policía lo atrapara ni a él ni a sus amigos.

Iba sentado a un lado de Annabeth, por lo que pudo notar las cuentas en su collar, la primera tenía un pino, supuso que coincidía con su llegada al campamento y lo que le ocurrió a Thalia, ignoró las tres que le siguieron y sus ojos se fijaron en la quinta cuenta, fondo azul eléctrico con un rayo blanco.

—¿El niño de Zeus llegó el verano pasado? —preguntó en voz baja. Grover negó.

—No creo que lo conozcas, pero Bruce fue el sátiro asignado para llevar a Harry al campamento, eso ocurrió hace cuatro años.

—¿Por qué no lo reclamó?

—Nadie lo sabe en realidad, un día, nos reunieron fuera de la casa grande y Harry fue reclamado —dijo Annabeth—. Harry estaba tan enojado, parecía que él ya lo sabía, que era hijo de Zeus, Lady Hestia fue quien le pidió a Zeus que lo reclamara y eso lo cabreó el doble.

—Harry es hijo de Zeus y aún así yo fui asignado a esta búsqueda —dijo, sin poder disimular el enejo—. ¿Por qué no enviar a su propio hijo en mi lugar?

—¿Tal vez se negó? —fue la respuesta de Annabeth.

—O tal vez se lo pidió y por eso llegó a la reunión de consejeros llorando, porque su padre lo visitó... ¡Por eso dijo él apareció aquí! —dijo, apenas dándose cuenta, Annabeth lo miró con las cejas alzadas y Percy sintió que sus mejillas se calentaban—. Estaban hablando en voz alta, cuando hablan tan alto a tu lado por supuesto que te das cuenta de lo que dicen.

—Lo que tu digas, sesos de alga.

Mr. Lightning [Hiatus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora