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Las llamas de la red flu se apagaron en cuanto Harry logró salir de la chimenea, se encontró con una sala de estar de apariencia acogedora, había sofás con mantas que parecían haber sido tejidas a mano y cojines con apariencia suave y mullida. Harry se sintió exactamente como cuando le hacía ofrendas a su tía Hestia.

Lleno de la sensación cálida del hogar.

También estaba llena de pelirrojos, la mesa del centro se encontraba llena de bocadillos y tenía dos teteras, había llegado justo para lo hora del té, como había previsto.

Algo —alguien— se estrelló contra su cuerpo y estaba seguro de que de no ser por su entrenamiento en el campamento se habría caído de espaldas debido al peso añadido. Se aseguró de abrazar con fuerza a su hermana honorifica antes de saludar a sus anfitriones con el debido respeto.

—Señores Weasley —saludó con una sonrisa, dejando que la matrona lo abrazara y sacudiendo la mano del señor Weasley—. Un placer.

El siguiente en saludarlo fue Ronald, lo abrazó casi tan fuerte como lo había hecho Hermione, pero fue más cuidadoso, como si estuviese conteniendo su fuerza.

—Theodore quiere verte, realmente no sé si te haya enviado una carta o no.

—Lo hizo, Ámbar llegó a salvo a donde me quedo.

Saludó al resto de los hermanos Weasley, los que no conocía. Charlie Weasley, quien era domador de dragones y Bill Weasley, quien era rompedor maldiciones y trabajaba para Gringotts. Ambos fueron muy amables y Harry se sintió agradablemente protegido por ambos hermanos de inmediato.

La señora Weasley los instó a sentarse y le entregó a Harry su propia taza de té, demás de una porción de tarta de melaza para que acompañara. Harry comió, feliz, por primera vez en mucho tiempo.

-

Ya era de noche, la mayoría estaban en sus respectivas camas, en el caso de Harry estaría durmiendo en la habitación de Ron, mientras que Hermione se quedaría con Ginny en su habitación. Harry tomó su turno para la ducha, dejando que el agua lavara la suciedad de su corto día, en realidad no tenía sueño, apenas pasaban de las cinco de la tarde en Estados Unidos. Se secó el cabello con una toalla y se abotonó el pijama, dejó su ropa sucia en el canastillo que se separaba del de Ron y comenzó a cepillarse los dientes.

Mientras enjuagaba su boca, una voz inesperada lo llamó.

—¿Harry?

Casi se atraganta, pero terminó de lavarse los dientes con rapidez que probablemente le lastimó la encía y se dio la vuelta para ver a Clarisse.

Clarisse era permanente en el campamento, como él antes del internado, así que sólo podía relacionarlo con algo ocurrido en el campamento que requería de su inmediata notificación.

—¿Ha ocurrido algo?

—Jackson fue envenenado —fueron sus palabras exactas—. Llegó hace tiempo a la enfermería. ¿Tienes una forma rápida de llegar aquí? Esto no es algo que se pueda discutir por mensaje iris.

—Lo hago, estaré ahí en... menos de cinco minutos.

Clarisse deshizo el mensaje y Harry corrió escaleras abajó, dejó una nota apresurada que sería mayormente ilegible porque Harry seguía siendo malo con el inglés debido a la dislexia y tomó polvos flu en su puño.

Fue consumido por llamas verdes y la sensación de tirón debajo de su ombligo fue inmediata.

-

Salió a trompicones de la chimenea y corrió hacia la enfermería, tarde se dio cuenta de que estaba corriendo con mullidas pantuflas y en su pijama mágica de escarbatos, su cabello goteaba un poco de agua.

Mr. Lightning [Hiatus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora