Cosecha

163 10 10
                                    

Cuando me desperté, noté el lado de mi cama helada. Marcus debía haberse despertado ya, ayer estaba algo nervioso ya que ya ha cumplido los doce y este es el primer año en el que su nombre sale en la urna.

Me levanté de la cama y bajé rápidamente, no me gustaba que Marcus estuviera solo con mis padres. Por suerte ellos no se habían despertado y él estaba haciendo tostadas.

-Buenos días, enano.

-Buenos días Len.

-¿Ha qué hora te has despertado?

-Hace media hora, no podía dormir más.

-No estés nervioso, no te va a tocar, Cus.

-Estoy más nervioso por ti. Este año tu nombre sale muchas veces.

-El año hemos necesitado que esté, no teníamos nada.

-No quiero perderte a ti también.

-No me tocará, debería ser mucha casualidad que toque dos años seguidos. A ti tampoco te tocará, ya lo verás.

Me iba a responder pero calló cuando mi padre entró en la cocina.

-¿No hay para mi?

-Puedes hacértelas tú.

-Niña, no estoy para tus inmadureces. Hazme una- decía mientras se sentaba en la silla del comedor.

-Levanta y hazla tú, tengo cosas que hacer.

-¿De buena mañana vas a empezar así?

-Marcus, ponte la chaqueta. Nos vamos.

-No vais a ninguna parte- dijo mi madre que acababa de bajar.

-¿Vais a venir ni siquiera a la hoguera?

-No nos gustan esas cosas.

-Nunca os gustan, el año pasado vuestra hija tuvo que ir y os dio igual.

-Esta muerta por tu culpa, tú debías estar ahí. Ahora, haz lo que tu padre ha pedido.

Era imposible ganar una discusión con ellos, siempre que lo hacía se desquitaban con nosotros, así que simplemente había aprendido a pasar de ellos. Por Marcus y por Jennifer.

Hice esas malditas tostadas y se las serví.

-Esta muy tostada.

-Querías tostadas, ¿no?

Me miró con una mirada amenazadora pero simplemente me limité a recoger mi plato y el de Marcus y fregarlos. Porque, si no lo hacía, otra bronca. Así constantemente, desde siempre. Bueno, cuando Jenny estaba aquí no era tan exagerado. Eran un poco más tranquilos, pero después de lo del año pasado, me odian.

Siempre ha sido ella, siempre han querido más a Jennifer. La mayor, la que ellos querían. Marcus y yo fuimos de imprevisto, por lo que les cambió todos los planes. Jennifer es la lista, la buena, la que no dice nada. ¿Yo? Yo soy más respondona, no me interesan mucho los estudios. Y bueno, Marcus es un niño increíble, pero ni siquiera lo ven porque solo estaban centrados en nuestra hermana mayor.

Cuando ella estaba aquí, la tenían en un altar y a nosotros como los del pueblo. No había tantos golpes, ya que cuando me los daban ella siempre los convencía para que pararan, siempre. Si mis padres llegaron al punto de solo ignorarme, fue gracias a ella.

Jennifer era esa persona, esa persona que nadie puede odiar. Solo podías amarla, nunca te iba a hacer nada malo. Siempre ayudaba a todo el mundo, en todo, aún que eso le trajera problemas. Ser tan buena fue lo que le llevó a la muerte, claro.

Help Me- Finnick OdairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora