Mal

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Nada más abrir los ojos, vi a mi hermano delante de mi. Salté del susto, y es que ahora estoy siempre en guardia. No sé cómo, pero espero que esto acabe en algún momento.

-Lenn, Joel ha hecho el desayuno que te gusta. ¡Venga!- dijo estirando mis brazos, a lo que yo comencé a reír.

-Ya voy, Cus, ya voy.

El niño bajo con una gran sonrisa y corriendo las escaleras. Sabía que estaba feliz de que por fin estuviera de vuelta, espero que eso signifique que no ha visto los juegos. Me vestí, me lave la cara y bajé a la cocina.

-Cómo huele a bacon.

-Para la campeona- dijo el mayor con una sonrisa en la cara.

Aquel comentario no me gustó, hizo que borrara la sonrisa de mi cara. ¿Campeona? Y parece que Joel lo notó.

-No me refiero a los juegos, Lena- recalcó Joel.

Solo asentí con media sonrisa y me senté en la mesa. Al principio nadie hablaba. Está claro que ellos no hablaran primero. Qué van a decirme, ¿cómo fue en la arena?

-Y, ¿qué tal por aquí?

-He conseguido la custodia de Marcus.

-¿Qué?- exclamé con una gran sonrisa.

-Bueno, tus padres, después de la cosecha, vinieron a casa algo enfadados. Se llevaron a Marcus, yo no pude hacer nada porque ni siquiera soy familiar.

-Cuando llegué a casa, -continuó el niño- estaban muy enfadados. Gritaban, decían cosas sin sentido contra mi. Yo no sabía qué hacer porque siempre estabas tú cuando eso pasaba y en ese momento no estabas.

Sabía lo que venía y la verdad no quería escucharlo. Siempre que pasaba eso, era yo la que me llevaba la peor parte. ¿Qué pasaría si no estaba yo? Marcus era el siguiente.

-Al día siguiente apareció en casa con varios golpes en la cara, por bastantes partes del cuerpo. Cuando fuimos a denunciar, pasaron de nosotros. Hasta que dijimos que era un Hudson. No fue muy difícil hacer que nos hicieran caso. Así que ahora soy yo su tutor legal.

-Lo siento mucho, Marcus- dije con los ojos llenos de lágrimas, mirándole.

-No fue tu culpa. Ahora sé lo que tú sentías. ¿Sabes? Yo solo veía el final, siempre te llevabas tú lo peor por cosas que quizá no habías hecho. Así que también lo siento.

Me sorprendía lo maduro que era el niño con tan solo doce años. Es decir, después de todo lo que ha pasado, lo normal sería que lo llevara como un niño pequeño. Pero no, todo eso le ha hecho madurar y me duele que haya tenido que ser así.

Me levanté de la silla y fui a abrazar al niño. Sé lo que ha sufrido, yo he sufrido lo mismo. Bueno, sin contar los juegos. Padres maltratadores, perder una hermana. ¿La diferencia? Vio a su mejor amigo, que era como su hermano, y a su otra hermana en una arena donde sabía que uno de los dos moriría seguro, o los dos. Yo sufrí en la arena, pero sé que el niño sufrió demasiado fuera.

-No tienes que pedir perdón por algo que no es tu culpa- le dije mientras me separaba de él.

-Tú tampoco. Ni por lo que te ha tocado vivir, ni por lo de Lucas, ni por Jenny, ni tampoco por mamá o papá.

Le sonreí, sabiendo que tenía razón. Sé que directamente no es mi culpa, pero siento que indirectamente sí que lo es. Y, por mucho que lo intente, no puedo evitar sentirme culpable siempre. Por muy poca culpa que tenga, siempre me sentiré culpable.

Para mi suerte cambiaron de tema. Hablamos de como les fue, algunas buenas anécdotas que tenían y algunos buenos recuerdos. Me gustaba estar con ellos, hablar con ellos. Pero no podía evitar en Lucas y lo mucho que me gustaría que él también estuviera aquí.

Help Me- Finnick OdairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora