Help Me- Finnick Odair

Doce

Vi la hora que era, no había dormido nada. Me vestí y salí al comedor, donde ya estaban todos.

-Buenos días, Lenn- me decía el niño, a lo que le despeine un poco mientras le sonreía y me senté frente a él.

-Hoy entrenaréis y luego será la evaluación. Haced lo que mejor se os de, contra más puntuación mejor.

-¿Cuál es la nota más alta?- preguntaba curioso el pequeño.

-Doce.

-Guay.

Acabamos de desayunar y volvimos a bajar al entreno. El niño saludó a los del once, pero me para mi sorpresa me siguió en vez de quedarse allí.

-Lenn, ¿qué puedo hacer en la evaluación?

-¿Qué quieres hacer?

-No sé, no se me ocurre nada.

-Ven, vamos a probar cosas.

Estuvimos practicando algo. Le enseñé algo de puntería, se le daba bastante bien. Después de un largo día de entreno, llegó la hora de la evaluación.

-Estoy nervioso.

-Vas a hacerlo bien.

-¿Y si no?

-Si no pues no pasa nada.

Poco después le tocó entrar y a mí cuando él salió. No tengo mucha idea de qué hacer, no tengo ni idea si soy sincera. Pero algo me inventaría.

-Selena Hudson, distrito cuatro- dije nada más entrar.

Me puse delante de aquellos muñecos y comencé a coger cuchillos y tirarlos. Todos iban perfectos, pero al girarme, vi que nadie me estaba mirando. Había un hombre, de cabellera blanca, que reía con todos ellos.

-Otra Hudson- dijo, mientras seguía riendo con los demás que había allí, mientras me miraba y levantaba una copa.

Cogí uno de esos cuchillos y sin pensarlo más de dos veces lo lance a la copa que estaba en su mano, rompiéndola en pedazos. Había calculado para que no saltaran los cristales hacia él ya que eso me metería en problemas que no quiero, aún que el Capitolio no me da miedo, solo me da asco.

-Es una pena que tu hermana tuviera que morir por tu culpa, ¿no?- dijo el mismo al que le había lanzado aquel cuchillo.

Sonreí y cogí uno de los cuchillos para levantarlo de la misma forma que levantó la copa.

-Sí, lo es. Por mi hermana, entonces.

Salí de allí y subí por el ascensor. Lucas y nuestros mentores ya me esperaban arriba, mientras el niño les contaba cómo le habían ido.

-¿Cómo te han ido, Lenn?- me decía con una gran sonrisa.

No respondí solo me senté en el sofá y miré hacia aquella televisión, donde iban a salir dentro de poco nuestros resultados. Seguía pensando en aquel comentario que me habían hecho, lo de mi hermana. Soy muy consciente que yo tendría que haber ido a los juegos del año pasado y también soy consciente que ella esté año estaría viva, sana y salva. Pero ninguno de ellos tiene derecho a decírmelo.

-¿Estás bien?- dijo Finnick, mientras se sentaba a mi lado.

Solo asentí y miré de nuevo a aquella televisión, notando su mirada sobre mi. Entonces, salió Caesar presentando y comenzando con las notas. Empezó por el uno, como era de lógica. El chico sacó un once y ella un diez, notas bastante altas teniendo en cuenta lo lerdos que son peleando. Los del dos, él sacó un nueve y ella un diez también. Ridículo. Los demás ni siquiera me fijé, solo quería ver si en realidad tenían algo de bueno para creerse tan superiores. Teniendo esas notas, deben de ser buenos en algo. Espero.