Silencio

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Nada más entrar al piso, vi a Lucas hablando animadamente con Mags y Finnick, que ambos reían al escuchar lo que les estaba contando. El niño, cuando me vio entrar, me miró para luego ignorar mi presencia y seguir hablando. Yo solo ignoré eso y me senté en el sofá, al lado de Mags.

-¿Qué tal tú?

Solo suspiré y me levanté para irme a duchar, había sido un día bastante movido y me hacía falta una ducha, además de no querer hablar del día de hoy. Aún que, ahora que me doy cuenta, nunca me apetece hablar de nada. No encontraba toalla, así que salí a buscar una, pero me quedé detrás de la puerta al escucharlos hablar de mi.

-No sé qué le pasa, en casa no es así- decía el niño, triste.

-Es una situación dura.

-No lo entiendes, siempre que ha tenido una situación dura ha seguido siendo la misma. No sé qué le pasa.

-Podrías hablar con ella.

-¿No lo habéis visto? Casi no habla. Pero no es solo con vosotros, a penas habla conmigo.

-¿Nunca es así?

-No, claro que no.

-No te preocupes más, ves a la ducha. Luego cenaremos.

-Vale. Gracias.

Escuché que se acercaba a la habitación, así que me metí en la mía. Busqué en los armarios encontrando al final aquella maldita toalla y me metí en la ducha.

Es difícil ser como siempre aquí, no porque vaya a morir. Es difícil porque mi hermana pasó lo mismo, porque me doy cuenta de lo fuerte que fue ella y lo débil que estoy siendo yo. Porque ahora sé que se siente estar aquí y sé cómo se tuvo que sentir por presentarse voluntaria para salvarme, porque tengo que proteger a Lucas. Yo lo estoy pasando mal, no imagino cómo debe de ser para él. Un papel con su nombre en aquella urna, y tuvo que ser el desafortunado en venir. Tengo que llevarlo de vuelta, pero eso implica morir yo. No me importa, prefiero mil veces que viva él. Lo único que me preocupa es Marcus. Nuestros padres nunca nos han querido realmente, ha perdido a Jenn y ahora me va a perder a mí también. Y si sale bien, porque si sale mal también perderá a Lucas, que es como un hermano para él.

Acabé de ducharme y me limpié las heridas ya que me picaban bastante. No era exageradas, pero tampoco es plan de ir con heridas infectadas a la arena. Al ponerme el pijama me di cuenta que tenía algún morado en las costillas. Me puse aquel pijama y salí, todos ya estaban en la mesa. Menos Lucas, que imagino que seguiría en la ducha.

Me senté en la mesa, nadie dijo nada hasta que Lucas llegó, que tampoco dijo nada. Hasta que nuestro mentor decidió romper el silencio.

-Y, ¿qué tal los demás tributos?

-Los del once son muy majos, son mis aliados ahora.

-Eso está muy bien. ¿Profesionales?

-No, parece que los más preparados son los del uno, el dos y los del cinco también estaban muy en serio. Aún que, los del uno y dos no han podido contra Lenn, así que dudo que sean tan buenos como dicen- dijo mirándome y sonriendo, por lo que yo le sonreí mientras seguía jugando con aquella canica por debajo de la mesa.

-Bueno, pueden ser buenos en otras cosas.

-Lena es mejor. Tiene mucha más puntería y lucha genial.

-¿Cómo has aprendido todo eso?- dijo ahora mirándome a mí, que seguía concentrada en aquella canica, por lo que no hice mucho caso- ¿Lena?

Solo levanté la cabeza mirando esperando a que volviera a hacer la pregunta ya que no me había enterado.

Help Me- Finnick OdairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora