Dolor

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Narrador's pov:

Cuando la chica abrió los ojos, se encontró atada a una especie de silla. Ambos brazos y también ambos pies estaban inmovilizados, al igual que sus ojos estaban vendados. Se removía en aquella silla, intentado buscar una salida, una manera de soltarse y salir de allí, que no encontró.

-Veo que ya ha despertado, señorita Hudson- dijo el hombre peliblanco al entrar a la habitación con agentes de la paz detrás de él.

La chica no se asustó al escuchar su voz, sabía que todo aquello lo iba a llevar hasta él, hasta una orden que él mandó.

-Podría haber estado despierta si no me hubieras dormido, muy valiente presidente-dijo con una sonrisa, mientras uno de los guardias le quitaba la venda de los ojos.

Ver a primera vista al hombre que mató a tus dos hermanos y te hizo vivir la peor experiencia de tu vida no es nada agradable, pero la chica supo contener esos pensamientos.

-Ya sabe que me gusta su actitud, señorita Hudson, pero creo que por su bien yo estaría callado.

-Uno no puede cambiar de la noche a la mañana, presidente Snow.

Selena, aún sabiendo que tenía las de perder, le encantaba retar a Snow. ¿Por qué no? ¿Por qué debería ser amable con él después de todo? Sabía que el hombre podía matarla, torturarla o hacer lo que quisiera con ella cuando quisiera, pero eso ya no le preocupaba. Lo peor que le podía pasar, que era perder a sus hermanos, ya había sucedido. ¿Qué más importa?

-Creo que le he dejado mucho tiempo para cambiar.

-¿Cree usted, presidente Snow, que he pensado en cambiar con todo lo que tenía encima?

-¿Sabe por qué está aquí?

-No- dijo Selena, mintiendo.

-No me gustan las mentiras, señorita Hudson. Dígame, ¿sabe usted por qué está aquí?

-No- volvió a repetir más alto.

El hombre se acercó más a ella para darle una bofetada, haciendo que le girara la cara. Aún y así la chica solo rió, no va a hacerse débil delante de nadie y mucho menos delante del hombre que le arruinó la vida.

-Probemos de nuevo, ¿sabe usted por qué está aquí?

-No.

Esta vez el puño del presidente fue a parar a su cara, en la parte del ojo. Obviamente le dolió, demostrándolo echando la cabeza hacia atrás, pero volvió a hacer lo mismo. Simplemente rió.

-No va a conseguir nada así, presidente. ¿Qué quiere de mi?

-Hay veces, que no podemos dejar pasar algunas cosas. Usted es una de esas cosas.

-¿Va a matarme?-preguntó tranquila, sin importarle lo que el hombre quisiera hacer con ella.

-¿Para qué matarla si puedo sacarle provecho?

Ahora la sonrisa se situaba en la cara de Corionalus Snow, cuando la de la Selena desapareció. ¿La vendería igual que lo hacía con Finnick? Ella estaba segura que no se iba a dejar, que no iba a hacer nada de eso.

-Hay dos opciones, señorita Hudson. O obedece como una niña buena o lo seguirán pagando sus seres queridos. Sus padres, Lenny Travis, Mags Flanagan. Sus muertes le dolerían, ¿cierto?

Le tranquilizaba no haber oído el nombre de las dos personas que ahora mismo le importaban, pero le dolía que pudiera hacer daño a alguno de ellos. Aún y así, sabía que los nombraría, sabía que esto no acababa de aquí.

-Pero más allá de eso, están Joel Davis y Finnick Odair, ¿verdad?

Era de esperar que los dijera, no era una sorpresa para la chica pero le daba miedo que pudiera hacerles daño; eso es lo único que le daba miedo, que hicieran con ella lo que fuera.

-Sería una pena que tuvieran algún accidente, ¿no cree?- decía retándola, sabiendo que eso la molestaría.

-Si les haces algo moveré tierra y mar para llevarte al infierno, ¿me entiendes?- dijo la chica enfadada, Snow lo estaba consiguiendo.

-No tiene que pasar nada si eres la chica buena que debes ser, señorita Hudson.

-Si yo estoy aquí, Finnick no tendrá que volver y todos estarán a salvo.

-Finnick Odair me saca mucho beneficio, ¿lo sabe?

-Yo sacaré todo el beneficio que necesite, el suyo y el mío- ofreció para así que el chico no tuviera que seguir vendiéndose.

-Eso ya lo hablaremos, señorita Hudson. De momento, debería ir con cuidado con esa boca suelta que tiene y esos actos que toma sin pensar.

Después de eso, el presidente salió de allí, dejándola con unos agentes de la paz. Entonces, la pesadilla empezó de nuevo. Golpes, preguntas sin responder y más golpes. Con aquellas preguntas intentaban justificar los golpes, pero a nadie de Capitolio le interesaba la vida o incluso los secretos más oscuros de la chica; solo les interesaba tenerla controlada.

El presidente Snow siempre tuvo todo controlado, una chica de dieciséis años no le va a descontrolar los distritos, pensó. ¿La realidad de por qué la tenía allí? No era por todo lo que había hecho o dicho, claro que no. Tampoco era un escarmiento, un castigo. No, nada de eso. Solo quiso a la chica allí por miedo, por miedo a que todo se descontrolara de nuevo.

Como buen presidente que siente que es, debe tener todo a sus pies, todo como siempre ha querido. Esa chica, esa chica no solo le está desmontando o intentando desmontar todo lo que ha luchado por años. Selena Hudson es el recuerdo para Snow, la viva reencarnación de alguien de su pasado.

La chica no había hecho tanto daño, la chica todavía no había conseguido nada. Pero sabía que lo iba a conseguir, tiene esa aura, ese don de convencer a toda esa gente. Y ya no solo está intentando acabar con él, sino que le ha llevado de vuelta al pasado. Mucha gente quiere volver al pasado, pero gente como él, gente como el presidente Corionalus Snow solo quiere quedarse donde está, seguir donde está y no retroceder en el tiempo, no estancarse en los recuerdos, por muy buenos o malos que sean.

¿Conocéis el veneno de rastrevíspula? Es una especie de creación del Capitolio. Lo utilizan en algunos juegos, para envenenar a los tributos y así meterles más complicaciones. Snow pensó mucho antes de secuestrar a la chica, debatió mucho y se comió la cabeza día y noche pensando qué podía hacer con la chica. No quería que fuera ella, pero por una sencilla razón. Si la sacaba de su mente, la podría manipular. Y no solo eso, se dejaría sin más, sin luchar por ello. Venderla, torturarla, utilizarla para bienes mayores como luchar. Convertirla en un muto para ellos. Y se puso manos a la obra.

Preparó una sala solo para la chica, solo para poder experimentar aquel veneno y hacérselo pasar peor que nunca. Entre golpes, le inyectaban aquel horrible veneno por las venas, provocando un gran dolor por todo el cuerpo, y no solo eso. La primera sesión no le haría nada, claro que no. Pero con golpes y venenos, iba a ser mucho más fácil tener a la chica en su total disposición.

La chica sabía que la torturarían, pero no de aquella manera. Ella solo se imaginaba golpes, pero cuando inyectaron aquellos tubos en su brazo, sintió el verdadero dolor. No era miedo, tampoco terror. Pero nunca se había sentido así, así de dolorida. Y entonces, desde la primera sesión, supo que la arena no había sido nada más que una prueba; y que la pesadilla, comenzaba ahora.

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Hooolaaa! Ahora viene probablemente la peor parte del fanfic, lo sientoooo.

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Gracias por leer💞

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Help Me- Finnick OdairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora