Fin

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Nada más despertar, me fijé en la hoguera, que seguía encendida. Eso daba señales de que nadie me había encontrado porque, si lo hubieran hecho, al entrar, se hubiera apagado del frío que hace fuera.

Tengo los brazos helados y la herida me duele menos que ayer, aún que todavía me molesta bastante. ¿Lo bueno? No ha sangrado nada, lo que significa que la cosí bien.

Comí y bebí algo, tenía que coger fuerzas. Creía que la mejor manera no era salir, hasta que me di cuenta que ya no debían quedar muchos. Habían pasado unos cuantos días y han sonado muchos cañonazos, no llevo la cuenta pero contando que yo sigo viva y David seguramente también, sí que creo que han podido sonar veintidós cañonazos tranquilamente, aún que algo de mi espera que hayan sonado veintiuno y no haya matado a Lucas. Aún que lo esté utilizando para encontrarme o aún que lo haya puesto en mi contra y haya intentando matarme. Aún y así, espero que esté vivo y espero poder encontrarlo y salvarlo.

Apague la hoguera y cogí todas mis cosas. Me puse la mochila en la espalda, igual que el arco y el carcaj, y me coloqué aquel cinturón con cuidado de que no tocara con aquella horrible herida. Salí de allí con todo y miré a todas partes vigilando que no estuvieran por allí cerca. Camine hasta encontrar agua de nuevo, me había acabado la de la cantimplora y la necesitaba, el agua es tu mayor amigo aquí dentro.

Tenía el presentimiento que solo quedaban David y Lucas. Así que, por descarte, fui hacia la Cornupcia. Quizá no, pero puede que estén esperando allí para matarme, luego matar a Lucas y por fin ganar. Está claro que no lo voy a permitir, pero tampoco tengo muchas fuerzas como para pelear con nadie.

Me acerqué a la Cornupcia, y allí los vi. Uno al lado del otro, esperando a que llegara.

-No has tardado mucho, pensaba que ya estarías muerta.

-Vas a necesitar más que un pequeño corte para matarme.

-No pareces muy estable.

-Tu tampoco pareces mentalmente estable.

Solo se rio y cogió a Lucas para ponerlo delante de él y poner un cuchillo en su cuello, haciendo que cogiera rápidamente el arco y tensará una flecha en él.

-No te va a servir nada hacerlo.

-Estarás muerto.

-Él morirá conmigo.

-Lenn, ayúdame, por favor.

-Cállate, Lucas.

-Lena lo siento mucho. No sé en qué estaba pensando.

-Lo siento, Luc.

Obviamente iba a salvarlo, pero si David bajaba la guardia iba a ser mucho más fácil. Bajé el arco, sin soltar la cuerda ni tampoco guardar la flecha de nuevo en el carcaj.

-Sabía que sería fácil porque era un niño, pero no pensé que lo sería tanto.

-Lo has conseguido. No voy a salir de aquí, hazlo de una vez.

Me miró confuso y quitó el cuchillo de su cuello para lanzarlo hacia mi. Sabía que iba a hacerlo, así que pude apartarme gracias a la distancia y atacarlo yo con el arco. La flecha impactó contra su pierna, un fuerte grito sonó de él y Lucas aprovechó para alejarse.

-Ven. ¡Corre!- dije mientras el niño venía corriendo hacia mi- ponte detrás.

-Lena, lo siento mucho- me repetía Lucas arrepentido, con los ojos llenos de lágrimas.

-Tranquilo, está bien.

-No, he intentado matarte. No se porque me convenció, no se porque lo hice.

Help Me- Finnick OdairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora