Mal entreno

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-¡Vamos, Lena! ¡Levanta de una vez!

-Déjame dormir, niño.

-Tenemos que desayunar.

-Luego.

-¡Levanta!- me decía cogiéndome del brazo para levantarme.

-Ya voy, con calma.

-¡Te espero allí!

Me levanté de la cama, sin vestirme con la ropa que allí me habían dejado, así que salí en pijama a desayunar. Tenía mucho sueño como para cambiarme, a quien no le guste que no mire. Estoy en mis últimos días de mi vida y voy a salir en pijama si quiero. Ha sonado ridículo, olvidadlo.

-¿Qué haces todavía en pijama?- me decía el mayor.

No respondí y me senté en la mesa para desayunar. Es increíble lo mucho que desayunan aquí y lo poco o nada que tenía que desayunar yo. Sinceramente, ojalá ser una de ellos.

-¿Qué haces todavía en pijama?- volvió a repetir.

Tampoco respondí y seguí comiendo mientras Finnick hablaba con el pequeño, que lo estaba haciendo reír.

-Ves a vestirte, tenéis que bajar. Y recordad. No demostréis vuestras habilidades.

-¿Cómo vamos a entrenarlas entonces?

-Bueno, doña quejica, puedes entrenar sin demostrar tus grandes habilidades que nadie sabe. ¿Tienes?

No respondí nada, solo fui a mi habitación y me cambié para bajar al entrenamiento.

-¿Qué haremos primero?

-Lo que quieras.

-Vamos a ver eso.

Estuvimos en la parte de hogueras y también en la de bayas y cosas de esas. No podíamos hacer nada físico que se nos diera bien, así que no iba a hacer mucho más. Joel es un luchador increíble y siempre me ha enseñado, puedo pelear cuerpo a cuerpo sin ningún problema. La puntería también la llevo bastante bien.

Entonces, un grupo se acercó a nosotros. Si no me equivoco, son del uno y del dos.

-¿Otra Hudson por aquí?

No respondí, simplemente seguí a lo mío mientras ayudaba a Lucas.

-No parece que seas muy buena. Quiero decir, tu hermana no duró mucho. No puedes ser mucho mejor que ella.

-Nos encargaremos de que mueras igual que ella, puedes estar tranquila.

Pensaba en lo que Finnick me había dicho, pero me dio un poco igual. Me levanté y le di un puñetazo en el ojo a aquella chica, la que había comenzado toda aquella conversación y le di una patada en el abdomen al chico que siguió su juego.

-Seguro que eres igual de inútil que ella- decía la chica desde el suelo.

Me puse encima de ella y le di golpes en la cara hasta que alguien por detrás me cogió y me tiró al suelo, para después darme alguna patada. Cogí su pierna y le hice un barrido, haciendo que cayera al suelo. Pero siempre es más valiente ir cuatro contra uno, ¿no? Al parecer los del uno no podían solos, así que se les unieron los del dos.

Uno de ellos me dio un puñetazo en la nariz, haciendo que esta sangrara. Simplemente me reí y me acerqué para hacer lo mismo con su nariz. Su compañera vino por el otro lado, dándome otro puñetazo esta vez en el labio. La cogí del cuello para chocarla contra una de las paredes y le pegue en la cara, dejándola en un lado ya que sus amigos se acercaban a mí de nuevo.

Todos los tributos estaban allí, viendo lo que pasaba. Me alejé, no quería seguir pegándome con esa gente. Pero no se quedaron a gusto. La chica del uno vino hacia mí para volver a darme, pero pude esquivar el golpe. Me llevé la sorpresa por la espalda de la del dos, que me dio un golpe en la cabeza haciendo que perdiera algo el equilibrio.

Help Me- Finnick OdairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora