Capítulo 9

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El día lunes había llegado y con ello trajo nuevas aventuras para el grupo de amigos que parecía que no podían pasar más 24 horas sin que les pasara algo. Mingi vivía pegado al teléfono para hablar con el papá de sus gusanitos; Wooyoung seguía con su mente concentrada en la universidad pero su corazoncito se había quedado con el rubio que le robó el corazón. Por otro lado, Hongjoong y Jongho andaban piolitas, cada uno con su respectivo trabajo y estudio que les mantenía la mente ocupada, mantenían cierta rutina en su día a día.

—Hermano, este bandío ya cayó. —Dijo Mingi apagando su teléfono y girándose para poder ver a Woo.

—Cada día más fleto mi wawa. —Respondió el menor aguantandose la risa dando vueltas en su cama.

—Oe, ¿Y el otro weón con el que te comiste? —Mingi había quedado con la duda y quería saber más sobre lo que había pasado con los dos chicos. En realidad solo era sapo.

—Se nos olvidó pedirnos contacto po, entre weones nos comemos. —Hizo una pequeña pausa mirando un punto fijo en la pared para volver su mirada al más alto. —Oe, ¿Y si fui muy fácil? O sea, si soy pero también tengo sentimientos.

—¿Me dai un besito? —Mingi lo miró con una sonrisa en la cara para después estirar sus labios en dirección a Wooyoung.

—No te cuento ni una wea más, voy a hablar con el tata Joong. —Fingió molestarse con su amigo mirando a otro lado mientras fruncia el ceño.

—Chaaa, sin picarse sipo. —Mingi volvió su mirada al celular cuando este sonó indicando que le había llegado una notificación, esperaba que fuera Yunho.

Woo salió de la habitación, la verdad es que no iría a hablar con Hongjoong o tal vez si lo haría pero no en ese momento. Fue a la cocina para servirse un vaso con agua, se quedó un momento pensando en como se sentía con respecto a la situación con San. Después de unos largos minutos mirado por la ventana con un vaso vacío en la mano decidió hacer unos calzones rotos para la once, dicen que cocinar alegra el corazoncito.

***

—¿Y este qué? —Preguntó Yeosang con un poco de curiosidad viendo a San echado en el sofá con un aura de tristeza a su alrededor.

—Yeo, ven aquí. —Llamó Yunho desde el marco de la puerta de la cocina mientras le hacía una seña con la mano indicándole que fuera hasta ahí.

—No me digan que ya falló su primer certamen, si es así me voy. —Se apoyó en el mesón de la cocina y miró a los dos chicos frente a él.

Yunho y Seonghwa se limitaron a dar una media sonrisa recordado aquella vez cuando su amigo había fallado en su primer certamen en su carrera anterior. San había entrado a estudiar ingeniería comercial a petición de sus padres pero no le fue también, sumado a que no le gustaba la ingeniería sino la danza. Todo fue muy difícil para el rubio, sus padres estaban enojados con él pero lo dejaron hacer lo que él quiso, sus amigos siempre estuvieron allí para apoyarlo.

—Bien, olvidemos ese momento de dolor para todos. —Hwa hizo una pausa para explicarle la situación a Yeo. —Se enamoró de un flaitecito y se le olvidó pedirle algún contacto. —Tomó otra pausa para respirar masajeandole la sien. —Yunho habla con su amigo pero no le quiere pedir el contacto porque piensa que es calentura de San y de verdad estoy harto de todo esto.

Yeo estaba perplejo con lo que el mayor le había contado, todo parecía sacado de un drama.

—O sea, me desaparezco por dos semanas y ya están haciendo familia. —La situación la encontraba tragicómica.

Viviendo a lo chilensis | ATEEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora