5. ¡Solo Eres Una Puta!

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El show terminó en cuanto se corrió sobre su pálido abdomen, la subasta comenzó y el sentimiento de decepción se instaló en su pecho cuándo él rubio salió del salón. No le regaló ni una sola mirada y él fue comprado por un hombre de sonrisa torcida.

Todos son hombres de una sola noche y ¿Yo?, yo soy una puta.

Pensó mientras era jalado con brusquedad por la correa atada a su cuello.

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__ “Objetivo dos abatido” __ las palabras de su hermano menor llegaron por el audífono en su oído, él había acabado con el suyo minutos después de salir del salón privado del bar.

__ Bien, retirada __ habló por el radio en su mano y se dio vuelta para mirar hacia abajo, hacia el callejón entre ambos edificios. Felix, Jisung y JeonGin, junto a otros hombres subían a la camioneta blanca para irse a la base.

Suspiró pesado mirando la puerta de la azotea donde estaba, debía irse, lo tenía bastante claro, pero en esos 20 minutos que llevaba allí había descubierto algo bastante curioso. Estaba en el edificio vecino al bar y desde allí tenía una perfecta vista a la amplia ventana de la habitación del pequeño Uriel.

Mientras esperaba la señal de Felix lo había visto entrar y desde que lo había hecho tenía la mandíbula apretada. Había tenido la vaga idea de que estaba siendo obligado a trabajar en ese lugar, había algo en él que lo gritaba a todo pulmón y Lee MinHo era tan estúpido que quería sacarlo de allí y llevarlo lejos. Había mandado a sus hombres a seguir al chico y el hecho de que saliera de su casa un joven exactamente igual, pero rubio y de ojos azules ahogado en lágrimas le dijo que algo no estaba bien, quería saber qué era ese algo.

Aun sabiendo que todo en ese lugar le pertenecía a Hwang WonHo, un hombre desquiciado que no era ni su amigo, ni su enemigo.

Ese chico lo tenía tan loco que era capaz de iniciar una guerra por él, solo por sacarlo de allí.

Ignorando todas las alertas rojas en su cabeza se acercó más al borde mirando hacia esa ventana, apretó con fuerza la tira del rifle en su hombro. No quería mirar y ver al rubio gimiendo como lo había hecho la noche anterior, pero con alguien que no era él sobre su cuerpo.

MinHo había visto tantas cosas que no sabía que pensar de ese bonito pelinegro, tal vez trabajaba allí por necesidad, tal vez por pagar una deuda con WonHo o simplemente porque lo quería. No sabía cuál era su razón y eso era lo que no lo dejaba actuar.

Mirando el callejón donde había estado antes la camioneta blanca, Lee se debatía entre mirar o no, pero todo eso quedó en segundo plato cuando el ruido de algo rompiéndose llamó su atención y lo que vió no le gustó nada.

Un hombre pelinegro apretaba con fuerza el cuello de Uriel soltando carcajadas dignas de un loco. El rostro del chico se veía rojo mientras trataba de que lo soltará, pataleaba tratando de liberarse y cuando golpeó con fuerza la entrepierna del hombre esté lo lanzó a la cama y se acercó soltando maldiciones que desde su lugar pudo escuchar e hizo lo que terminó de derramar la paciencia de Lee.

Golpeó a puño cerrado el rostro del pequeño.

HyunJin sostuvo su rostro sintiendo este dolor a horrores y la sangre bajó por su barbilla desde la herida abierta en su labio inferior. Miró al hombre con miedo cuando comenzó a jalar las medias negras que cubrían sus piernas, rompiéndo estas para abrir sus piernas a la fuerza y meterse entre estas.

__ ¡¿Cómo te atreves?! ¡Maldito pagué para que me dejes hacer lo que yo quiera con tú cuerpo! ¡Voy a violarte por es- __ silencio.

Silencio.

Hwang Uriel +21 ~ HyunHo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora