Hwang Uriel +21 ~ HyunHo

12. Junto a Ti

Una pequeña queja dejó sus pomposos labios cuando logró abrir un poco sus ojos y la intensa luz blanca lastimó estos.

Su respiración se volvió agitada en cuestión de segundos. Tenía miedo, no sabía en dónde estaba y mucho menos como había llegado allí.

Con miedo abrió sus ojos por completo sintiendo su garganta arder por la falta de agua. Intentó sentarse en la cama, pero el dolor en cada músculo de su cuerpo lo mantuvo quieto. Volvió a cerrar sus ojos tratando de respirar y calmarse mientras sentía lagrimas rodar por sus mejillas.

No sabía si estar asustado o aliviado al no ver los rostros de las chicas que lo habían “Cuidado” los últimos días o semanas, no tenía la menor idea de cuánto tiempo había pasado en ese bar. Tomando una profunda respiración HyunJin abrió sus ojos paseando su mirada por toda la habitación, olía demasiado raro en ese lugar y todo era demasiado blanco, máquinas extrañas por toda la habitación, estantes con lo que parecían medicamentos, llegó a la conclusión de que esa habitación era un mini hospital y eso lo hizo temblar.

Con las lágrimas nublando su vista, HyunJin revisó su cuerpo como podía, sintiendo sus músculos doler demasiado al levantar un poco sus brazos. Parches cubrían su piel y varias agujas enterradas en el dorso de sus manos siendo cubiertas por algún plástico que desconocía y vendas cubriendo únicamente sus dedos, pero algo llamó demasiado su atención, su cuerpo estaba cubierto por una camiseta manga negra.

HyunJin confundido tomó la tela sintiendo la textura, respiró profundo y ese tan conocido olor llegó a su nariz, todos los recuerdos llegaron de golpe a su mente.

Imágenes de él mismo aferrándose con fuerza a MinHo, abrazando a su lugar seguro, temblando de miedo en sus brazos al recodar los ojos vacíos y sin vida de la rubia a la que había golpeado para escapar, sus manos llenas de sangre tomando el rostro de MinHo para confirmar que era real, que no estaba soñando.

Todos los recuerdos pasando como un tren a máxima velocidad por su cabeza, sin ningún orden, sin un principio o final.

HyunJin sollozó dejando caer sus brazos, trató de hablar, pero su voz seguía más rota y débil que la última vez. Quería a MinHo, lo necesitaba en ese justo momento, sentir sus brazos rodeando su cuerpo, su voz diciéndole que todo iba a estar bien.

Con desesperación arrancó las vías pegadas a sus manos e ignorando todo el dolor en su cuerpo se levantó de la camilla escuchando un pequeño pitido por toda la habitación, como si fuera una alarma que avisa de sus movimientos.

Sintió miedo, si MinHo no estaba allí no sabía que tan seguro estaba y no quería volver a estar en esa camilla sin que él rubio estuviera a su lado. Escuchó pasos fuera de la habitación, gritos que no pudo escuchar gracias al miedo y siguiendo su instinto otra vez HyunJin caminó a la única puerta en esa habitación. Sus piernas estaban débiles, sentía todo su cuerpo doler y llegó al baño casi arrastrándose. La puerta cerrándose con brusquedad fue lo primero que el personal médico de MinHo escuchó.

__ Llamen al Jefe, no podemos asustar al chico o puede terminar desmayándose __ habló rápido el doctor mirando a las enfermeras con algo de miedo. Si algo le pasaba a ese chico la primera cabeza que terminaría en el suelo seria la suya.

HyunJin respiraba asustado en el baño, sus ojos buscando por todas partes algo que le sirviera para defenderse y se levantó para buscar en las gavetas del tocador. Un pequeño suspiro dejando sus labios al encontrar lo que parecía una navaja para afeitar, eso sería de ayuda por si alguien intentaba entrar.

Miró la puerta a través del espejo y apretó sus manos cuando sus ojos volvieron a su cuerpo. Una venda cubría casi todo su cuello, sus brazos estaban cubiertos por esa especie de parches que con miedo comenzó a retirar sintiendo su piel erizarse al ver los horribles golpes que ocultaban, él no había visto esos golpes, nunca se había revisado a sí mismo en todo ese tiempo y ahora solo podía llorar al verse. La venda que antes estaba en su cuello cayó al piso y las largas y profundas marcas de uñas en su cuello lo hicieron volver sollozar.