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Me lanza una daga tan cerca de la garganta que apostaría que me hizo un rasguño.

Tenemos varios minutos dándonos cada golpe brutal que para mí buena suerte mi sistema de combate es más fuerte porque a cada golpe que le doy la hago gritar de dolor ya que le e partido más de una ves los brazos, dado patadas en los tobillos torciendo así sus pies en angulos extraños y clavando mi pie en sus rodillas.

Parece que la Diosa de la muerte es buena en combate, pero por su desconcierto se nota que jamás había conocido a alguien que peleará a su par o incluso mejor que ella.

Axton pelea a varios metros de mi con la ayuda de Lucia que mata a diestra y siniestra a esas cosas feas con una espada mientras ayudan a que los chicos que van prisioneros se sueltan de las cadenas mágicas que llevan encima.

Agradezco que aún sigan fuertes para defenderse porque si estuvieran débiles sería una catástrofe intentar mantenerlos con vida en esta batalla campal que tenemos montado aquí en medio de este gran acantilado.

La Diosa de la muerte— aún no me se su nombre— me lanza una patada que me hace volar por los aires hasta llegar a caer de culo a unos cuantos metros mientras clavo mis uñas en el suelo para verla esperar a que la ataque mientras en el cielo se hacen notar esas cosas feas que empiezan a llegar en cantidad.

Son mas cosas de esas que son parte del ejercicio de esta Diosa y me parece de lo más mierda que seamos tres contra estos imbéciles, ya que los chicos siguen intentando desatarse.

Estoy por lanzarme a esa bruja maldita cuando veo como una bala le atraviesa el corazón dejándome sorprendida. A la mujer igual pero eso no quita que caiga de rodillas gritando del dolor y la rabia.

Al girarme hubiera deseado no hacerlo.

Están todos, todos los que supuestamente se habían quedado en el búnker llegar detrás de mi vestidos para una guerra en botas militares y armados con rifles, fusiles, escopetas y armas para cuerpo a cuerpo haciéndome soltar una grosería.

—¿No y que se habían quedado a salvó en el puto búnker?— pregunto mirándolos a todos molesta asegurándome que la diosa sigue quejándose en el piso sacándose la bala que tiene enterrada en el corazón.

Solo un Dios puede matar a un Dios, y una bala del rifle de Alisson no la va a matar.

—Vinimos a ayudar— dice Eliott con una escopeta en la mano y una sonrisita burlona.

—¡Esto es una guerra de gente con poderes, no humanos!— grito furiosa.

—Somos familia y no te dejaremos peleando aquí contra estos bichos— dice Maikol señalando a los seres feos con escamas y púas que vienen hacia nosotros— moriremos juntos si es necesario.

—Esta vez no dejaremos que vayas a la guerra tu sola sola, moriremos juntos— me dice mi hermano armado hasta los dientes haciendo temblar mis dientes aguantando la sarta de groserías.

—¡Solo un Dios puede matarme!— grito frustrada— okey, okey— me jalo los cabellos de la rabia— que no los maten háganme el favor. De lejos, nada a combate cuerpo a cuerpo. Balas a la cabeza directo para matarlos.

—¡Ya oyeron señores!— grita Eliott— ¡A matar a todos en esta mierda!

Casi me cago del susto al ver a la pequeña creadora de armas pelirroja con un rifle más grande que ella mientras se preparara mientras apunta directo a la cabeza de esos bichos dando tiros certeros.

Tan linda que se veía la pelirroja siendo linda y frágil. Ahora solo veo a una mujer armada hasta los dientes con rifle en manos y matando a distancia con su ropa de guerra.

Juego De realidades [#2 Libro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora