Juego De realidades [#2 Libro]

30

Las pruebas fueron diseñadas para destruir al dios que entre allí. Y el que sale de ese lugar no es el mismo de antes.

-Primigenia de la vida.

No se siente el translado ya que la magia de Kaylos es ligera, pero eso no le quita lo poderosa. Me parece intrigante como un antiguo dios primal que ya entrego sus poderes a otro, aun tiene una parte del poder que tuvo convirtiendose solo en un dios simple que porta parte del poder que una vez tuvo a grandes escalas.

Mis pies tocan tierra y me suelto de las manos que tenia agarradas con fuerza. Miro mis botas de tacón en un piso precioso de mármol negro con símbolos y detalles en plateado que hace ver solamente al piso hermoso.

Levanto mi mirada del piso y quedo fascinada con lo que ven mis ojos. Esto...esto si es un castillo hecho por los mismisimos dioses.

Los techos son de diamantes de todos los colores mostrando la imagen de ángeles peleando contra demonios oscuros. Los colores, los diamantes y los cristales de cientos de colores hacen el mural precioso y radical. Las paredes son blancas con detalles plateados de líneas largas y delgadas por todas las paredes y las columnas delgadas que van de aquí para allá.

En las paredes no hay ningún mural ni cuadro. Pero solo con los ventanales que empiezan desde mi estómago hasta lo más alto del techo, dándome una vista de una galaxia entera que me deja impresionada y embobada.

No sabia que la casa de los dioses, del dios del tiempo era tan grande y preciosa. Y que estaba ubicada justamente en medio de una galaxia.

Helion me hace señas para que lo siga después de tocarme el hombro para que salga de mi propio enbobamiento y sigo a los tres dioses que caminan ante mí y que me dejan unos pasos más atrás dándome mi espacio para apreciar todo el lugar de camino a la puerta de roble color caoba, vieja y con detalles en negro.

Los dos hombres puestos uno de cada lado de la puerta la abren y se me quedan mirando cuando paso entre ellos entrando por la puerta detrás de mis acompañantes.

Apenas pongo un pie dentro de la sala de reuniones, me doy cuenta que ya estuve aquí. Cuando vi la visión de Samael hablando con los dioses hace unas horas...días, hace unos días.

Observó las gradas tipo auditorio ante mi y no puedo evitar sentirme pequeña ante la filosa mirada de esos dioses que están sentados allí y que en lugar de mirar a Samael, Helion o Kaylos, me miran a mí fijamente.

Levanto el mentón y aprieto mis dedos de las manos para calmar mis nervios y la ansiedad que mi cuerpo quiere producir ante ellos. Sujeto mi poder con cuidado y ellos me hacen suspirar lentamente transmitiendo su calma. Porque hasta mi poder que tiene en parte vida propia, sabe que no se compara a los poderes de los dioses ante mi.

Doy un paso hacia alfrente y me poso entre Samael y Kaylos que miran al jefe de esta sala. Que es Jakiel. El solamente se le queda viendo a Kaylos y al chico al lado de su padre.

—Kaylos— saluda Jakiel— No pensé verte por estos mundos de nuevo.

—No pensé que tendría la necesidad de volver a ellos, pero como sabrás, las cosas cambian.

—Igual que las decisiones— asiente— Lo sé. Igual es bueno verte por aquí— Kaylos balancea su cabeza hacia adelante en asentamiento como un saludo silencioso.

—Vemos— habla la mujer del vestido azul que vi hace unos días. Ahora tiene uno dorado como el mismo oro y su pelo rizado cae en cascadas por su espalda— Que al fin te dignaste Samael en traernos a tu noviecita. Aun que tengamos que haber hecho esta reunión para que pudieras traerla.