Izar miraba el gira-tiempos con atención, tratando de descifrar cual manecilla era para que. Decidió ir por la lógica, día (primer manecilla derecha), mes (segunda manecilla) y año (tercer manecilla). Giró la manecillas dejando la primera en el dos, la segunda en seis y la tercera en el siete, a cinco rayitas del ocho. 2 de junio de 1975, repasó en su cabeza.
─Her, ¿arriba o abajo?
La castaña la miró con el rostro contraído en una mueca, hasta que vio el gira-tiempo y entendió. Pensó un rato la respuesta.
─Arriba.
Izar volvió a lo suyo, aunque quedó unos segundos mirando la nada.
¿La de arriba entonces es para ver cuanto tiempo pasa en esta línea temporal?
Quedo procesando la información unos segundos.
─Que sea lo que Merlín quiera ─susurro para mandarse alguna posiblemente.
Movió la manecilla de arriba del lado izquierdo dejándola en 5, y la de abajo dejándola en el uno.
Que seria esto, ¿cinco minutos aquí y un día allá, o como?
Tuvo la intención de preguntarle a Hermione, pero cuando menos quiso acordar todo se movió, no estaba ni Hermione, ni Ron, ni Harry, pero si estaba en la sala de la casa Black. Giró asustada el rostro para ver el árbol familiar, el nombre de Sirius Black no estaba quemado.
─Ay, carajo. ¿Qué hago?
Tomó una gran bocanada de aire llenando sus pulmones, luego exhaló tratando de controlar el mar de sentimientos que tenía por dentro. Trató de pensar en frío, con suerte la familia Black no estaba en casa, tenían que ir a buscar a los dos más chicos puesto a que las clases apenas habían terminado en Hogwarts, ¿no?
De lo contrario podría hacerse pasar por su madre, diría que buscaba a Sirius o algo por el estilo, ya se las ingeniería. Lo importante ahora era que dejara la nota en el cuarto de Sirius para cuando él llegara, y con eso en mente camino hasta la puerta para salir de aquel salón.
Todo estaba pulcro, la casa estaba en unas condiciones impecables, al parecer Kreacher simplemente le servía a los amos que él quería o a los cuales le juraba lealtad eterna. Izar camino de forma lenta y silenciosa por aquel pasillo, le resultaba extraño que la casa estuviera iluminada, como con vida de alguna forma muy retorcida. Lo que le llamó la atención fueron las fotos en las paredes, la familia Black tenía un extraño porte fúnebre, todos pálidos, de pelo negro, ropa negra, y mirada penetrante. Salvo Sirius, él era el único que reconocía por su vestimenta tan distinguible.
─Ese es mi papá ─susurró con orgullo.
Se obligó a despegar la vista de los retratos de su padre y camino hasta las escaleras, trato de pasar rápido hacia arriba, donde en la última planta habían solo dos habitaciones, la de Regulus y la de Sirius. Al parecer realmente no había nadie en la casa, pues hizo más ruido del que le gustaría y aun así nadie apareció.
Con miedo acaricio el pomo de la habitación que había estado los últimos días, tenía miedo porque ella sabía que si veía a su padre se iba a derrumbar, sabía bien que si tenía la oportunidad de verlo correría hasta él como si la conociera de toda la vida. Sacudió su cabeza, giró el pomo y se adentró a aquella habitación, olía a Sirius, todo era muy Sirius se hecho.
Colores rojos y amarillos llenaban la habitación, posters en las paredes decoraban el lugar, ropa en la silla, zapatos tirados, y revistas que ni quería ver de que eran. Lo único ordenado era la cama. Izar a un lado de la cama vio unas zapatillas que conocía bastante bien, de hecho eran las que tenía puestas, con la diferencia de que aquellas no estaban tan malogradas. Al parecer Sirius le había dado un poco más de uso, o tal vez Regulus las había tomado y las había desgastado tanto.
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El reloj de Linjat |⋆Regulus Black
FanfictionIzar Black vuelve a Inglaterra después de ausentarse durante unos años. Los inicios de la segunda guerra mágica le cuesta la vida a su padre, Sirius Black. Ahora ella tiene una misión, salvar a su familia. Esa simple acción va a desencadenar escenar...