16─Inferi

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El sábado había llegado por fin, Izar había mantenido cierta distancia con Regulus durante los últimos días. Eso se debía a que cada vez que se cruzaban, lo único que pasaba por su cabeza era que quería abrazarlo. Esos últimos días estuvo bastante con Barty, le había contado lo que pasó con Kreacher, no le contó que planeaban robar el horrocrux, no confiaba en Barty para contarle aquello, tenía miedo que le revele aquello al señor tenebroso y que lastimen a Regulus.

En ese tiempo que compartió con Barty se dio cuenta que faltaba cada vez menos para volver a casa, ya había pasado la primer semana de mayo, quedaba menos de un mes para que volviera a casa y al fijarse en el gira-tiempo lo confirmó. Estaba tan desconcertada en cuanto al tiempo, había sentido que paso una eternidad, y aunque su cuerpo se mantuviera congelado sin cambios, se sentía diferente.

Volvió a la realidad cuando el carruaje donde iba junto a Regulus había dado fin a su recorrido, habían llegado a Hogsmeade. El azabache, a pesar de que se dio cuenta que ella lo estaba evitando, le tendió la mano para ayudar a que baje del carruaje. Izar miró aquella mano pálida con ternura, la tomó sin decir nada y quedó parada frente al chico.

─Guíame, yo te sigo ─susurró él mirándola a los ojos.

Izar se quedo perdida durante unos segundos procesando aquello, Regulus la miraba esperando que entendiera el doble significado de sus palabras. Cuando ella se dio cuenta que estaba embobada le soltó la mano y comenzó a caminar hacia el pueblo, pasaban tiendas y tiendas, hasta que ella frenó y consigo el azabache. Izar miraba un local oscuro, de fachada negra, con ventanas sucias y apenas las luz de una vela iluminando el interior. No dudo en abrir la puerta e irrumpir en el lugar.

─Buenas ─saludó la castaña.

Regulus se paró detrás de ella en forma de protección, miraba todo con atención y precaución. Al otro lado del mostrador se acercaba un hombre de edad avanzada, caminaba por un pasillo que se formaba entre los estantes.

─Buenas tardes, jóvenes. ¿En qué puedo ayudarles? ─habló gangoso, pero amable.

─Hace un tiempo ya, pase frente a la tienda y vi unas copias del guardapelo de Salazar Slyterhin. Me preguntaba si aún tenía alguna.

─¡Claro que sí, señorita! Deme unos segundos y le traigo una para que la vea.

Tras decir aquello se perdió entre los estantes que habían detrás del mostrador. Izar movía los pies un poco impaciente, Regulus veía su cabello brillante y sedoso con atención, no se había dado cuenta antes que tenia pequeños reflejos rojizos, su atención se desvió cuando el hombre volvió a aparecer y el azabache volvió a estar demasiado en guardia. El hombre le tendió un colgante a la chica, Izar lo examinó con detenimiento, era demasiado parecido al que habían visto en aquel libro.

─¿Cuál es el precio? ─preguntó sin dejar de observarlo.

─Se lo dejo a criterio suyo ─respondió con cierta amabilidad sospechosa.

Regulus estaba empuñando su varita dispuesto a proteger a Izar de cualquier peligro, aquello no le daba buena espina en absoluto. Ella también dudo un poco de aquello, no le estaba dando mucha confianza, así que optó por dejar una buena cantidad de galeones. Era mucho más de lo que realmente podía llegar a valer.

─Vamos, Regulus ─susurró ella arrastrando al azabache.

Regulus no despegó su mirada desconfiada del vendedor hasta que perdieron de vista la tienda. Ahí recién caía en cuenta que tenía agarrada la mano de Izar, al ella darse cuenta de eso soltó rápidamente la extremidad del muchacho con pena. Siguieron caminando durante unos cuantos minutos más, se detuvieron en un lugar apartado del pueblo, habían árboles formando un camino.

El reloj de Linjat |⋆Regulus BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora