11─Enfermería

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El tiempo había pasado bastante rápido para el gusto de Izar, seis meses habían volado como si nada. Su relación con Barty se había hecho más estrecha, más íntima, no a nivel carnal sino a nivel sentimental. No era sorpresa para nadie que al castaño le atraía ella, pero a ella no le atraía él, y no porque no le gustase (aunque no lo hacía), sino que era más bien a que no tenia tiempo para eso, simplemente se había centrado en poder llevarse bien  con cierto chico Black.

¿Le había ido bien? La verdad no mucho, ella lo había seguido a todos lados siempre que podía, trataba de sacarle charla o de si quiera poder permanecer los dos juntos en un mismo lugar, pero la verdad es que era imposible. Siempre pasaba algo que hacía que ambos terminasen discutiendo y gritándose, o en el peor de los casos, que ambos terminasen con la varita del otro en el cuello. Era un poco desgastante aquello en cierto punto, pero Izar no perdía las esperanzas, aunque eso le llevase pelear con sus compañeros de casa. Una vez en el gran comedor le habían gritado cosas horribles, todo por tratar de entablar relación con Regulus, eso terminó en un par de idiotas siendo golpeados.

También había estado estudiando demasiado sobre los Inferi, Barty se había encargado de encontrar libros que la ayudasen en eso. Habían descubierto que los que vivían en lugares oscuros y húmedos eran débiles al calor y la luz, debían averiguar a que eran débiles los demás para poder ayudar al azabache. Izar también estuvo practicando demasiado con su varita, los hechizos aún se le daban mal pero no como antes, aún así seguía siendo un desastre. En el que más se estuvo perfeccionando fue en incendio.

Y eso fue lo que Izar había estado haciendo el día de hoy, había ido hasta el lago para poder practicar y si quemaba algo lanzarle agua, algo estúpido teniendo en cuenta que podría crear agua con su varita, pero por alguna razón aquello se había borrado de su cabeza. O al menos en eso estuvo hasta que vio a Regulus caminar con su escoba hasta el campo de Quidditch.

¿Lo siguió? Por supuesto.

¿Tenía idea de que estaba haciendo? En absoluto.

Pero ahí estaba ella, caminaba despacio a una distancia muy considerable, guardando su varita en su bolso. Regulus, por su parte, estaba molesto, demasiado. Tuvo que escuchar a Barty hablar toda la tarde sobre la estúpida Gryffindor que amaba a Sirius. El chico bufó, la estrella Regulus era mejor. Aún seguía muy rencoroso debido a eso, no podía evitarlo.

─Estúpida león sin cerebro ─murmuró pateando una piedra.

No tenía nada en contra de los leones, vivía en una casa con cinco leones y eso no le causaba problemas, de hecho les caían bien, después de todo su hermano lo trataba demasiado bien y tenían una buena relación. Pero esa leona en específico le caía mal, demasiado mal, si pudiera la ahogaría en el lago negro. No soportaba escuchar a su amigo hablar como imbécil de lo buena que era en pociones, ¡Él era mucho mejor de seguro! ¿Qué mierda era lo que la hacía tan especial?

─Lirio esto... Lirio aquello... bla, bla, bla ─imitó a su amigo con asco─. ¿Por qué mierda la llama así? No se llama Lirio, ¡tiene el puto nombre de una estrella!

Izar lo escuchaba protestar pero no entendía que decía, solo lo miraba caminar como un gorila malhumorado, daba pisadas fuertes y pesadas, mientras que de vez en cuando pateaba el suelo con rabia. Tuvo que esconderse detrás de una piedra y cubrir su boca con las manos, tratando de acallar las carcajadas que amenazaban con salir. Pues, Regulus le había errado al suelo y se cayó al darle una patada al aire.

─¡Maldito suelo de mierda!

El grito aquel hizo que Izar soltara una carcajada y luego comenzará a reírse en mute, era tanta la risa que no podía producir sonido alguno. Las mejillas le dolían, los ojos le lloraban y su estómago se contraía con fuerza. Regulus no se percató de aquello, solamente se levantó de suelo más enojado que antes y siguió caminando hasta el campo de Quidditch.

El reloj de Linjat |⋆Regulus BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora