Capítulo 22

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Susurros de Poder y Tentación.

"¿Solo placer, sin ataduras?" -preguntó con incredulidad.

"Exactamente. Sería un beneficio para ambos." -respondió Caesar con total naturalidad, su mirada fija en la del castaño.- "Nada de promesas vacías ni expectativas. Solo tú y yo, disfrutando de lo que sabemos que podemos darnos mutuamente."

Kwon Taek-ju desvió la mirada hacia la chimenea, el crepitar del fuego llenando el silencio entre ambos. No sabía qué lo desconcertaba más: la audacia de Caesar al hacer esa propuesta o el hecho de que una parte de él no podía descartarla por completo.

"Eres peligroso, Caesar Alexandrovich." -murmuró finalmente, con un tono que contenía tanto reproche como admiración.

El rubio sonrió, inclinándose un poco más hacia él.

"Y tú, Taek-ju, eres un desafío que no pienso ignorar."

El silencio se instaló entre ambos como un telón pesado, apenas roto por el crepitar del fuego en la chimenea. La propuesta de Caesar flotaba en el aire, tan tangible como el calor que llenaba la habitación. Kwon Taek-ju permanecía sentado, inmóvil, aunque sus pensamientos eran un torbellino. Aquel rubio dominante siempre tenía la habilidad de descolocarlo, pero en ese instante había logrado más que simplemente ponerlo nervioso: había despertado una necesidad que el castaño no quería admitir.

Caesar lo sabía, por supuesto. Lo veía en la rigidez de los hombros de Kwon Taek-ju, en la forma en que sus labios se fruncían con deliberación, como si tratara de contener una respuesta que ya bullía en su interior. Pero el rubio no tenía intención de esperar demasiado. Sabía cuándo atacar y cuándo retirarse, y aquel momento exigía acción.

"Taek-ju, mírame." -ordenó suavemente, su voz grave y firme, pero sin agresividad.

El castaño levantó la mirada, desafiando con sus oscuros ojos al hombre que lo observaba con una mezcla de intensidad y seguridad indestructible. Era un juego peligroso, y ambos lo sabían, pero ninguno parecía dispuesto a retroceder.

Antes de que las dudas pudieran interponerse, Caesar se inclinó hacia adelante, acercándose lo suficiente como para que el calor de su aliento rozara la piel del castaño. No hubo advertencia, ni titubeo. El rubio extendió una mano y la posó en la mandíbula de Kwon Taek-ju, sus dedos largos y fríos trazando un camino firme hacia su nuca.

El contacto fue como un rayo, chispeante y urgente. El castaño inhaló bruscamente, pero no apartó la mirada. Había algo en la forma en que Caesar lo tocaba, algo que hablaba de dominio y deseo a partes iguales.

"Estás jugando con fuego." -murmuró el castaño, su voz temblorosa pero desafiante.

Caesar sonrió de lado, esa sonrisa cargada de arrogancia que siempre lo había definido.

"Disfruto del calor." -respondió con suavidad, inclinándose aún más.

La distancia entre ellos se desvaneció en un instante. Sus labios se encontraron, primero con cautela, como si ambos hombres midieran el terreno que estaban pisando, pero pronto el beso se intensificó. No había espacio para sutilezas ni reservas. Fue una explosión de todo lo que habían reprimido hasta entonces, una liberación voraz que encendió sus sentidos.

Kwon Taek-ju cedió bajo el peso de la intensidad del momento, sus manos encontrando el camino hacia los hombros anchos de Caesar mientras el rubio lo guiaba con precisión hacia el respaldo del sofá. El castaño sintió cómo su cuerpo reaccionaba al contacto, un escalofrío recorriéndolo desde la base de su espalda hasta la nuca.

El fuego de la chimenea parecía palidecer en comparación con el calor que emanaba de ellos. Caesar no dejó de dominar el ritmo, su presencia envolvente dejando claro que tenía el control, pero lo que lo sorprendió fue la respuesta firme de Kwon Taek-ju, quien no se limitó a ser llevado por la corriente.

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⏰ Última actualización: 5 days ago ⏰

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