Capítulo 2

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- ¿Y que harás para cumplir tu trabajo Sorato? - Me pregunta el maestro Makarov, el esta sentado sobre una mesa de la gran biblioteca del Gremio.

- Para cumplir mi trabajo existen diferentes caminos a seguir. Variadas formar de hacer que el amor nazca.

- Eso lo se, pero quiero saber ¿cual exactamente utilizaras?

- Ahora, en este momento la estrategia de los celos. Esa nunca falla y general la victoria absoluta en la misión.

- ¿Celos? ¿Funcionará? - Se preguntaba así mismo.

- Claro - Me senté en una silla, poniendo el respaldo en mi pecho. - Natsu se preocupa un montón con Lucy. Con el funcionará la estrategia a la perfección maestro.

- ¿Y Gray? ¿Gajeel? ¿Laxus? ¿Romeo? ¿Funcionará con ellos? ¡¿Eh?!

- Puede... No existe algo que lo asegure, pero si le puedo decir.. ¡Que daré lo mejor de mi para este trabajo!

- Eso esperó... Tu primo, Hibiki me habló maravillas de tu magia y tus habilidades con los amores.

- Maravillas... ¿Buenas o malas? Es que con el nunca de sabe...

- ¡Buenas! Cambiando de tema Sorato... ¿Que te pareció el Gremio hasta este momento?

- Muy alegre, o sea, haber... ¿Conoce la alegría? Bueno, supongo que si... ¡Eso! Aquí, se queda muy corto.

- Es que Fairy Tail es genial, es muy cool. - Me reí, le salió tan cómico la manera de decir "cool".

- Maestro... - Le dije mientras trataba de ponerme serio y no reír.

- ¿Si? - Me brindó una sonrisa cálida.

- Necesito pedirle algo... Para poder cumplir mi misión - La sonrisa desapareció de su rostro y se volvió seria.

- Dime, y yo lo haré... ¡Lo que sea! ¡Venga! Si tengo que romper reglas, lo haré. Ahora, dime lo que necesitas.

- Me alegro de que allá tocado ese tema de " romper reglas " ya que a eso me refería mi estimado maestro súper sexy y bondadoso.

- ¿Que quieres Sorato...? - Se puso de pie, y se acercó a mi.

- Pues verá... - Sonreí - Quiero que me deje vivir en Fairy Hills.

Su rostro se deformó, se puso blanco y la expresión de su rostro se asemejaba a un fantasma. - ¡¿Q-QUE?!

- Eso... - Comencé a jugar con mis dedos índices... Uno chocaba con otro - Usted dijo que rompería cualquier regla... Por eso pense... - El me detuvo.

- Pues pensaste mal Sorato. La regla de que los hombres tengan prohibido la entrada a Fairy Hills a estado desde siempre. No puedo romperla.

- ¿Por que no? Es para llevar a acabó mi misión. No tengo pensado conquistar a todas las chicas ni nada por el estilo. Es sólo estrategia maestro.

- ¿Si? ¿Con que estrategia? ¿Crees que nací ayer? ¡Pues no! Tengo más de 80 años, y 40 de ellos siendo el maestro del Gremio. Y esa ley no se moverá.

- Yo que pensé que tenía 100 años... - El me miró feo - Parece que pensé en alto... Bueno, pero es para misión.

- ¿Quién me asegura que no harías nada malo con MIS hijas? - Sonreí.

- ¿No que no se podía cambiar eso? ¡Usted también quiere que complete mi misión!

- ¡CALLATE! - Me grito - Es sólo una suposición, nada más que eso.

- De acuerdo maestro... Supongamos que usted fuera tan simpático y majo y me deja entrar a Fairy Hills ¿verdad? - El asiente.

- Cosa que no va a pasar, pero sigue.

El cupido de Fairy TailDonde viven las historias. Descúbrelo ahora