Capítulo 30

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Las chicas ya estaban dispuestas a dormir como el padre celestial manda; a culo suelto. Raiza las guió a sus habitaciones. Ellas esperaban estar todas juntas, pero no fue así.

- Habiendo tantas habitaciones, no tendría sentido que se alojarán todas en la misma - sonríe frívolamente - ¿no es así?

Fue la respuesta que recibieron cuando preguntaron.

«Seria mucho más cómodo y seguro, y confiable, y muchas otras cosas más», pensó para sí misma Erza.

La habitación de las chicas tenía lo básico, una cama, un armario y poca cosa más. Las chicas no querían dormir separadas, pero así fue. Dijeron adiós a Sorato (el cual tenía habitación reservada y de lujo) y se fueron a dormir.

Todas cayeron enseguida, el viaje fue largo y no fue sencillo. Fue más de lo planeado.

Mientras todas dormían, y Lucy se rascaba su relieve mientras lo hacía, Erza estaba mirando por el balcón de su habitación.

Era la única que tenía vista a los jardines de la Mansión. No sabía si era bueno o malo, pero lo agradeció.

En el balcón había una especie de silla, en la cual se acomodo. Con una ropa holgada y fresca, se puso a mirar el paisaje.

- Que bello - pensó - pero, no me llama la atención.

El lugar era precioso, eso no se ponía en duda. Pero sus ovarios le decían algo, su sexto sentido de fémina le advertía algo. Su pecho estaba oprimido, y algo incómodo en su estómago.

- ¿Que piensas? - hablo una voz en la cabeza de Erza. No era telepatía, era su subconsciente - ¿que te tiene marcando ocupado tan fuerte?

- Sinceramente, no se, algo va pasar - dijo hablando sola. Si alguien la mirara, pensaría que estaría loca. Y fijo que amanece muerto al otro día, pero en fin.

- Estas pensando mucho, otra vez - río la voz dentro de ella - y eso no te hace bien.

- Sé que analizó mucho las cosas, pero sabes muy bien el porqué - apunto con el dedo a su frente.

- Lo sé, yo también lo viví - en medio de la oscuridad del subconsciente aparece una sonrisa - lo sé, ya que yo te hice así.

- Lo hiciste mal - se queja cruzándose de brazos.

- Ñe, dejame - soltó una risa - tengo una duda, no será que estas mal por...

- No, no es por eso - contestó tajante.

- Dejame terminar, cariño - preparó la voz - ¿no es porque piensas en Jellal?

- ¿Que? ¿yo? - contestó con un tic en el ojo - no, no es por eso.

- Si no recuerdo mal, Jellal una vez te contó que termino en una mansión de fuego y... - Erza habla antes de que termine.

- ¿Que si es ésta misma mansión? No, no lo es.

- La descripción que tenemos en nuestros recuerdos encaja, incluso la criada es igual - se puso a reír la voz - ¡admite que es este lugar!

- Y si fuera así, ¿que pasa con eso? - dijo comenzaron a jugar con el pie.

- Haber, tú y yo somos la misma persona. Y sé que no quieres estar aquí por el simple hecho de Jellal dijo que había una dama muy atractiva.

- ¿Y QUE con eso? - comenzó un tamborileo con los dedos en su brazo.

- Que la descripción que te dio es la de Michelle, ¿no? - Erza le dio un tic nervioso en el ojo, pero más fuerte.

- No, no lo es - se cruzó de piernas.

El cupido de Fairy TailDonde viven las historias. Descúbrelo ahora