Between Us (entre nosotras) // KiVi (Violeta y Chiara)

XIX

(Dentro de clase)
Todos estaban sentados en sus respectivos sitios, la clase se mantenía en silencio escuchando las explicaciones de la profe.
De pronto violeta sintió como una mano se posaba en su hombro derecho y dejaba caer un papel en su mesa. Lo abrió.

Remember that tonight
we have a date honey <3

Se giro en dirección a la morena y le dedico una sonrisa que correspondió con un guiño.
Pues claro que se acordaba, como no se iba a acordar. No vamos a dejar pasar el hecho de que, a Violeta le sorprendió mucho la actitud tan tierna, cariñosa y atenta que había adoptado Chiara con ella, era como si fuera otra persona, alguien muy sensible y con un corazón enorme lleno de amor que regalar, que en algún momento de su vida se había escondido tanto que era extremadamente difícil llegar a el, y el haberlo conseguido enorgullecía a la pelirroja.

El timbre sonó y las clases terminaron, se encontraron en la puerta del edificio como era habitual, Violeta dedico un momento a despedirse de sus amigos y regreso al lado de Chiara, que le tendía un casco de moto.
-¿nos vamos?- pregunto con un tono afable y los ojos brillantes
-cuando quieras My lady- y ambas chicas se dirigieron hacia la moto para emprender camino.

A los pocos minutos, Kiki detuvo el vehículo en un estacionamiento próximo a un supermercado 24 horas. Violeta la miro extrañada.
-espérame aquí, voy a por unas cosas y vuelvo.
-pero... ¿no íbamos a cenar?
-exactamente- y se perdió al cruzar la puerta.
Violeta se detuvo un momento a plantearse su situación manteniendo un monologo interior con sus pensamientos
-vale, te gusta. Esta muy claro que ella te gusta. Que te vuelve la cabeza loca y es irremediable. Hacia mucho tiempo que no te sentías así, es como si con ella se parara el mundo, como si borrara todo lo malo con su presencia. Pero sabes, que hay cosas que no están bien, tiene algo oscuro dentro. Algo que no le deja florecer como parece que florece en la intimidad. Violeta, pies de plomo, que luego tu acabas siempre echa una mierda; se que no puedes deshacerte de ese rol protector que llevas por bandera, pero cuidado. Se consciente de que esta situación podría darse la vuelta en cualquier momento.
Unos pasos cercanos le sacaron de la vorágine de pensamientos que se estaban mascullando en su cerebro. La pelinegra volvía con una bolsa repleta de cosas y una botella de vino blanco bajo el brazo.
-espero que no esperases algo lujoso o un restaurante pijo. No me va mucho ese rollo.- dijo guardando las cosas en el cajón que hay bajo el asiento de la moto.
-eres una bohemia- respondió la morada entre risas
-si. Bueno no. Lo que soy es mas pobre que una rata. -hizo reír a la otra chica -venga vamos, que no quiero llegar tarde-
La morada no entendió eso ultimo, ¿tarde a donde?, pero no pregunto, se limito a subirse a la moto y aferrarse a su cintura.

Chiara conducía el vehículo con gran destreza, surcando la ciudad se alejaban un poco de la marabunta de coches que se amontonaban en las calles a esas horas. Circulaban ya por carreteras secundarias cuando en la subida de un cerro detuvo la moto.
-aquí es, justo a tiempo-
Violeta en ese instante abrió los ojos ya que los había traído cerrados casi todo el camino sintiendo el calor que emanaba del cuerpo de la chica. Se retiro el casco y su rostro se ilumino con la luz tenue del ocaso. El atardecer apenas comenzaba y el cielo ya se había pintado de miles de tonos anaranjados rojizos y rosas que trazaban perfectas armonías con unos pequeños cúmulos de nubes dispersas que acentuaban la belleza del paisaje. Al fondo, la cuidad desdibujada, bañada por la calidez del tímido sol que se escondía dejando paso a la noche.
-wow Kiki, esto es precioso-
-no tanto como tu- le cogió la mano tímidamente
Las chicas se acercaron sutilmente y la morena recoloco un mechón de Violeta detrás de su oreja.
La morada tiro de ella para engancharse a su cintura y Chiara la rodeo por los hombros.
-gracias- murmuro contra su pecho
Ambas se separaron para mirarse y se fueron acercando hacia sus labios. Los unieron en un beso húmedo que intensifico el ritmo y sus bocas comenzaron a danzar una sobre la otra dejando pequeños toques con la lengua en la otra.
Después de un buen beso, se separaron. Chiara acaricio su cabello y se acerco a la moto para sacar la comida y una manta, que extendió en el suelo y coloco el banquete por encima. Se sentaron la una enfrente de la otra; sobre la manta había tortilla de patata, hummus, pan, patatas fritas, una barra de fuet y una botella de vino blanco.
-¿te gusta el vino?- pregunto Chiara agarrando la botella por el cuello bajo la atenta mirada de Violeta.
-Si, claro que me gusta -respondió sonriendo- pero ¿has traído sacacorchos?
-shit... No. Joder no lo había pensado... pensaba que era de rosca
Violeta se rio ante la cara de decepción que se le había quedado
-tranquila, tengo una solución-
Le arrebato la botella de las manos mientras se quitaba una zapatilla. Chiara la miraba extrañada, como si estuviera loca.
Violeta metió la botella dentro de su zapato y se acerco a un árbol para empezar a darle golpes con buen ritmo
-Violeta what are you doing?!?! Stop locaa, la vas a romper
La morada paro de dar golpes y se giro hacia ella con las cejas alzadas y la boca torcida.
-Kiki, trust me
Siguió con su labor y el corcho poco a poco fue saliendo del cuello de la botella, cuando estuvo lo suficiente fuera, Violeta tiro con la mano, saco el corcho y se llevo la botella a sus labios para darle un buen trago.
Se la tendió entonces a Kiki pavoneándose.
Esta la recogió y tiro de la mano de la pelirroja para echarla sobre ella, lanzándose a sus labios con necesidad.
-buena jugada Vivi- dijo mientras la mantenía en su regazo y dejaba un beso sencillo sobre sus labios
-talento, querida- respondió apartando su pelo sobre el hombro
- ¿cenamos entonces?
-si por favor, me muero de hambre
Y mientras el sol del ocaso terminaba de esconderse y les dedicaba sus últimos rayos a las chicas, disfrutaron de una agradable cena improvisada bañada por una tenue luz anaranjada que termino cubierta por la inmensidad de un cielo ya despejado repleto de estrellas.