XXXI

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(Pov Chiara)

Hoy era nuestro ultimo día en Menorca, teníamos que recoger la casa, pero aun disponíamos de tiempo por que nuestro vuelo salía a las 9 de la noche, así que aun podíamos disfrutar de un día completo.

Esa mañana me desperté algo mas pronto de lo normal, Violeta aun dormía.
Observe sus facciones relajadas mientras descansaba, como era posible que alguien tuviera esa cara tan perfecta, es que es guapísima, en cualquier contexto.
Deje un ligero beso sobre su mejilla para no despertarla y me baje a la cocina a servirme un café. Lo disfrute en la calle, los rayos de un sol aun tímido acariciaban mi piel.

Encendí un cigarro y puse algo de musica acorde al animo que tenia en ese momento, era una sensación rara la que sentía; estar en aquella casa siempre traía buenos recuerdos de épocas felices, pero se sentía vacía, triste, apagada... las flores que la rodeaban ya no brillaban, los arboles lucían apagados, como sin vida, no silbaban al son del viento, el césped había perdido su vivacidad; era como si hubieran perdido una parte de ellos.

Rodee la casa y me dirigí a una pequeña arboleda que quedaba detrás. Me adentre ligeramente en ella hasta llegar a un claro donde los rayos de luz penetraban a través de las ramas de los pinos.

En el centro se ubicaban dos lapidas, las de los dueños legítimos de la masía; mis abuelos.

Su ultimo deseo fue descansar juntos para siempre bajo aquel lecho, y de alguna manera, permanecer siempre en el lugar en el que habían sido felices.

-hi grandpa, grandma- comencé mi soliloquio- se que ha pasado mucho tiempo desde la ultima vez que vine a veros, lo siento muchísimo... pero las cosas no han estado fáciles últimamente- una lagrima rodó por mi mejilla- os echo tanto de menos... no sabéis la falta que aun me hacéis.
Esta siendo muy difícil luchar contra todo yo sola, haberlo perdido todo... aunque bueno, aun tengo a Rus y su madre, que son como una familia para mi; si no fuera por ellas no habría sabido como reconducir mi vida. Y bueno, también es gracias a vosotros, a todo lo que me habéis enseñado, a los valores que me disteis, a la manera en que entendíais la vida... gracias por ayudarme a ver la vida con otros ojos, por enseñarme a saber elegir a quien tener al lado, por la confianza que siempre tuvisteis en mi y por todo el amor que me disteis... espero que allá donde estéis podáis sentiros orgullosos de mi- las lagrimas comenzaron a brotar sin control- se que seguís cuidándome, tanto vosotros como mama, si esta ahí con vosotros dadle un abrazo de mi parte, la echo mucho de menos y la necesito todos los días de mi vida...- de repente una suave brisa se levanto en el claro, los arboles se movieron y el ambiente parecio hablarme. Un pequeño jilguero descendió de la copa de un pino y se poso sobre la tumba de mi abuelo, movia la cola y me escrutaba con la mirada piando suavemente.
Me quede completamente inmovil, era como si mis palabras hubieran sido escuchadas y el espiritu de mi abuelo se hubiera corporeizado.
Quise acercarme al pajaro, pero en cuanto movi un pie, este salio volando.
-te quiero abuelo, y ya que se que estas aqui conmigo, te preguntaras quien es la chica que esta ahora mismo en tu casa... pues a ver como te explico... no es mi novia pero me encantaría que lo fuera... te lo prometo abuelo, es la mejor persona que he conocido nunca. Es comprensiva, buena persona, me trata y me entiende como nadie antes... es que me tiene en una nube, y bueno, ademas es preciosa... -me quede un segundo en silencio pensando- pero me da miedo... me da miedo que por estar cerca de mi le pueda pasar algo, por que no me lo perdonaría jamas. Que alguno de esos energúmenos pudiera ni tan siquiera ponerle una mano encima... es que me hierve la sangre solo de pensarlo.- tome una bocanada de aire intentando relajarme- pero la quiero... la quiero de verdad...-

Di un ultimo vistazo y me disponía a volver hacia la casa, cuando de repente mi cabeza cayo en la cuenta.

Me acerque hacia las tumbas sobre las que reposaban ramos de flores ya secas, salvo por una.
Un gladiolo rojo en cada tumba.
No eran excesivamente recientes pero se veían aun frescas. Alguien había llevado flores allí no hacia demasiado tiempo.
El gladiolo era una de las flores favoritas de mi abuelo, sobretodo por su simbolismo, el cual yo recordaba vagamente.

Aquella situación me descuadro completamente.
¿Quien llevaba flores a la tumba de mis abuelos? Y mas inquietante aun, ¿por que gladiolos? ¿A caso era una persona que los conocía?

Me decidí por fin a volver hacia la casa, seguro que Violeta ya se había despertado y no quería dejarla sola mucho tiempo.

Pero cuando me gire, ahí estaba.

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Un capitulito mas sentimental para ir introduciendo la trama principal.
No se cuanto mas podre alargar la historia pero intentare hacerlo con regularidad y daros al menos 3 caps a la semana; con el curro se complica mucho, sorry 😿

Between Us (entre nosotras) // KiVi (Violeta y Chiara)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora