Picnic || 23

20 8 51
                                    

Daniel Colombo

— ¡Deja mi cabello! — se quejó la pelirroja menor, con su rostro del mismo tono que su pelo.

— Ya deja el drama, solo estoy viendo si te lo lavaste bien —dije aún sin dejar de jugar con uno de los mechones que sobresalían de su coleta.

Ella rodó los ojos, ignorando me.

— ¿Cuando mierda llegará Katya? No tenemos todo el maldito día para esperarla — siseó Cassandra con el ceño fruncido, explotando le la bandeja de mensajes a la mencionada.

— Es un poco raro, ella nunca llega tarde — le siguió Lissa mirando su celular —. Capaz se le olvidó preparar los sandwiches y por eso está retrasada…

Leonardo elevó una ceja, mirándola con incredulidad.

— ¿Recuerdas de quién estás hablando? Es Katya Petrova, alías señorita perfección, que se le olvidé algo así se llega a considerar pecado.

Deje el cabello de Casey, mientras decía:

— Ya, dejen de discutir, se van a poner viejos antes de tiempo.

— Cállate — murmuró Cassedy de brazos cruzados.

La miré con el ceño fruncido, preguntándome internamente que le sucedía.

La droga la trae mal.

Estoy casi seguro que no es eso.

— Tiene hambre — me aclaró Cassandra, observando a su hermana con aburrimiento.

Entonces era eso…

— ¿Quién tiene hambre? — pude oír a lo lejos una voz suave, la reconocí al instante sin necesidad de verla. Cassedy en una esquina alzaba la mano con rapidez e insistencia, dando a entender que ella sí tenía hambre.

Me giré a Katya, mirándola con una ceja enarcada.

— Cinco años esperando por tí — le reproché.

Ella se lanzó en la manta que se encontraba en el suelo, su expresión reflejaba sincera molestia.

— Deja de ser tan exagerado, solo fueron un par de minutos — dijo colocando la canasta en la manta.

Ivan la miró con ironía, diciendo.

— ¿Le dices minutos a haberte tardado dos horas?

Ella asintió.

— Si, las horas están compuestas por minutos entonces técnicamente sí.

Todos rodamos los ojos al mismo tiempo.

— Deja de hablar y danos de comer — exigió Cassedy, buscando manera de sacar la comida de la canasta.

Katya le golpeó la mano con fuerza, provocando que ella alejara la mano con rabia.

— Tampoco es para que me maltrates…— susurró la pelirroja, acariciando su mano.

Me eche a reír, tratando de analizar con atención la escena.

— Respira, estás como desesperada — la frenó la pelinegra.

—¡No he comido nada desde la mañana!

— Yo no tengo culpa de que seas tan irresponsable con tu alimentación.

Casey abrió la boca en señal de indignación, negué con la cabeza golpeando mi frente con mi mano, se veían un drama a lo Richard.

— ¡Tú dijiste que ni se nos ocurrirá tocar comida en todo el día! — se excusó.

— Primero, me refería a mi comida, y segundo, no la iban a tocar sin lavarse las manos — la pelinegra se defendió, entregándonos un plato de porcelana a cada uno, parando por un par de segundos al entregarle el de Ivan, lanzado le una mirada de rabia con advertencia.

KUZNETSOV Donde viven las historias. Descúbrelo ahora