La pareja dormía profundamente, envueltos en la calidez del abrazo de cucharita que compartían, sus respiraciones sincronizadas, como si el mundo más allá de las sábanas no existiera. La habitación estaba en penumbra, apenas iluminada por el amanecer que comenzaba a filtrarse entre las cortinas. Todo era paz, hasta que el sonido ensordecedor del despertador rompió bruscamente el silencio, anunciando la llegada de un nuevo día.
Geto fue el primero en reaccionar, entreabriendo los ojos mientras intentaba procesar el ruido molesto que lo había sacado de su sueño. Sin muchas ganas, comenzó a moverse para salir de la cama, dispuesto a ir a la cocina y preparar el desayuno. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de levantarse, sintió el abrazo firme de Gojo. Con los ojos aún cerrados y la mente entre el sueño y la vigilia, Gojo lo rodeó con sus brazos y piernas, manteniéndolo prisionero entre sus sábanas, su cuerpo pegado al de Suguru, negándose a soltarlo.
El aliento cálido de Gojo rozaba el cuello de Geto, provocando una ligera risa en él, una mezcla de ternura y diversión. "Amor, tengo que levantarme. Déjame hacer el desayuno," dijo en voz baja, intentando liberarse, aunque sin verdadera urgencia.
Gojo, con esa voz adormilada y ligeramente ronca que lo hacía sonar aún más encantador, respondió sin abrir los ojos: "Ni lo sueñes, todavía es temprano." Su tono era juguetón, pero el agarre se apretó, envolviendo a Geto con más fuerza, como si temiera que su amante pudiera escaparse. "Podemos quedarnos así un rato más," añadió, una sonrisa traviesa curvando sus labios mientras hundía su rostro en el cuello de Suguru, disfrutando de su calidez.
Suguru no pudo evitar reír suavemente, resignado ante la terquedad de su pareja. "Está bien, pero después de esto, de verdad necesito hacer algo de comer. No podemos quedarnos en la cama todo el día," dijo con una mezcla de diversión y un leve toque de advertencia. Sin embargo, la risa en su voz dejaba claro que tampoco tenía prisa por moverse.
Gojo, sin perder su tono cariñoso, le susurró al oído con una dulzura que casi podía sentirse tangible: "Lo que quieras, pero por ahora, quiero disfrutar de ti un poco más." Sus palabras eran una declaración silenciosa de cuánto valoraba esos momentos íntimos, donde el tiempo parecía detenerse y solo existían ellos dos.
Suguru sonrió, relajándose completamente en el abrazo de Gojo. Era difícil resistirse cuando Gojo se mostraba tan afectuoso. Y así, decidieron posponer la rutina por un rato más, dejando que el día esperara mientras ellos permanecían inmersos en la suave burbuja de calidez y tranquilidad que habían creado juntos. En esos minutos robados al mundo, el desayuno, el despertador y las responsabilidades eran lo menos importante; lo único que importaba era el latido constante del otro, el susurro silencioso de amor que flotaba en el aire, y la sensación de que, en ese instante, todo estaba exactamente como debía estar.
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𝗄𝖾𝖾𝗉 𝗆𝖾 𝗁𝖾𝗋𝖾.
Fanfictionestoy sobre mis rodillas, pidiendo que por favor me enseñes tu mundo. ☆: smut.