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- Au con 6 partes!

‎ Suguru se encontraba en una tranquila cafetería, disfrutando de un delicioso desayuno

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Suguru se encontraba en una tranquila cafetería, disfrutando de un delicioso desayuno. Pronto tendría una junta directiva, y lo único que deseaba era un poco de paz antes de escuchar a esos "monos" discutir como idiotas por acciones que, de todos modos, no podrían tener ni en sus mejores sueños.

El tiempo pasaba, su café llegaba a su fin y, con él, también su momento de tranquilidad. Decidió pedir la cuenta. Por lo general, la encargada de llevarla era una señora de mediana edad, que suponía era la dueña. Sin embargo, últimamente había notado un aumento de personal. Esa mañana, su pedido lo había tomado una joven, así que pensó que ella le traería la cuenta. Pero no fue así. Frente a él se presentó un joven de cabellos blancos, más alto que él, al menos por lo que podía ver, y de un atractivo innegable. Suguru se preguntaba por qué un chico tan guapo, que fácilmente podría ser modelo, estaba trabajando en una cafetería como esa. No es que el lugar fuera de mala muerte, pero parecía demasiado tranquilo para alguien que irradiaba atención.

-Señor, su cuenta -dijo el joven, sacando a Suguru de su ensoñación. Claro, debía dejar de divagar tanto.

-Oh, sí, lo siento, toma -le extendió el dinero mientras se levantaba de su asiento, quedando cara a cara con el joven. Tal como lo había supuesto, el chico era apenas unos centímetros más alto, aunque parecía mucho más joven y menos robusto. Una vez entregado el efectivo, Suguru se dispuso a salir del local y dirigirse a su coche.

-¡Señor! -lo llamaron a gritos, y se dio la vuelta, expectante por lo que el joven tuviera que decirle-. ¡Su cambio, señor, dejó demasiado dinero! -El muchacho se acercaba con la intención de devolverle el sobrante.

-No hace falta, es tu propina. Quédatelo -le dijo Suguru con una sonrisa coqueta, antes de dirigirse hacia su auto. Aunque esperaba obtener alguna otra reacción, solo consiguió una expresión de desconcierto por parte del chico. Porque, si lo veíamos desde el punto de vista del joven, un hombre atractivo le había dejado más de 100 dólares de propina y... ¿le había coqueteado? Eso no pasa todos los días. Claro, Suguru estaba acostumbrado a llamar la atención por su atractivo, no es que no supiera lo guapo que era, pero aún así.

-Eso, cariño, sigue así y nos traerás buena fortuna -le dijo la señora Yamada mientras le daba palmaditas en el brazo-. Ahora, mueve tu trasero adentro, que hay mesas por limpiar -y el joven se vio obligado a continuar con su trabajo si quería que su esfuerzo fuera recompensado.

                      𝗄𝖾𝖾𝗉   𝗆𝖾   𝗁𝖾𝗋𝖾.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora