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El sol comenzaba a ponerse sobre Tokio, tiñendo el cielo de un cálido anaranjado. Gojo y Suguru estaban en la azotea de un edificio, disfrutando de la vista panorámica. La ciudad bulliciosa parecía más tranquila desde esa altura, y la brisa fresca de la tarde acariciaba sus rostros.

Suguru miró a Gojo, sus ojos llenos de una mezcla de cariño y admiración. "Podría mirarte todo el día y dejar que llegue la noche o la vejez," dijo, rompiendo el silencio con una confesión inesperada.

Gojo sonrió, sus ojos brillando con la misma intensidad que el sol poniente. "Esa es una declaración bastante seria," respondió, su tono ligero pero lleno de sinceridad. "¿No te aburrirías de verme?"

Suguru negó con la cabeza, una sonrisa suave jugando en sus labios. "No. Hay algo en ti que siempre me mantiene fascinado. Incluso después de todo este tiempo, siempre encuentro algo nuevo en tus ojos, en tus gestos."

Gojo se inclinó un poco más cerca, sus ojos nunca apartándose de los de Suguru. "Bueno, entonces espero que no te canses, porque tengo la intención de estar aquí mucho tiempo."

Suguru sonrió, sintiendo una calidez que solo Gojo podía traerle. "No me cansaré."

                      𝗄𝖾𝖾𝗉   𝗆𝖾   𝗁𝖾𝗋𝖾.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora