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Suguru había sido amigo del hermano mayor de Gojo casi desde que tenía nueve años, desarrollando una relación casi fraternal con él. La confianza entre sus familias era tan grande que ambos se podían considerar como miembros de la familia del otro y podían estar en casa de cualquiera de ellos en cualquier momento, incluso si el propietario no estaba presente.

Era sábado y Satoru estaba solo en casa. Sus padres estaban fuera, en un viaje de al menos una semana, y su hermano mayor también se encontraba fuera de la ciudad. Aburrido y sin planes, decidió entregarse a una costumbre habitual de cualquier adolescente de su edad: la masturbación.

Satoru se dirigió a su habitación y se sentó en la cama, acostándose sobre las frazadas y apoyando la cabeza en la almohada.
Bajo su ropa interior y con cuidado, uno de sus dedos se acercó a su entrada.
Después de acostumbrarse a la intrusión, comienza a moverlo con suavidad.

Se dedicó a imaginar cómo se sentiría si ese hombre estuviera allí, qué tipo de satisfacción recibiría de él y cómo se escucharía su voz decir su nombre en su oído con tono erótico.

Estaba completamente concentrado en su imaginación, cerrando los ojos y disfrutando del inmenso placer que lo inundaba.
Todo esto sin darse cuenta de que no estaba solo en su habitación, de que alguien había entrado al hogar y que ahora mismo lo observaba desde la puerta, contemplando cada uno de sus gestos y reacciones faciales.

"¿Necesitas ayuda?"

Las palabras resonaron en la habitación, sorprendiendo a Satoru y haciendo que se detuviera en seco. Su mente, antes inmersa en pensamientos y sensaciones, se quedó en blanco ante la repentina interrupción. Cuando finalmente abrió los ojos, se encontró con la figura familiar de Suguru.

                      𝗄𝖾𝖾𝗉   𝗆𝖾   𝗁𝖾𝗋𝖾.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora