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Al día siguiente, Suguru visitó nuevamente la cafetería

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Al día siguiente, Suguru visitó nuevamente la cafetería. Su corazón latía con fuerza, ansioso por arreglar el malentendido del día anterior. Al entrar, notó que Hanna no estaba a la vista. En su lugar, el joven albino atendía las mesas. Suguru sintió una mezcla de alivio y tensión al verlo.

El chico se acercó a su mesa, intentando ocultar su nerviosismo. Aunque conocía de memoria el pedido habitual de Suguru, le preguntó con voz tensa:

-¿Lo de siempre, señor?

Suguru asintió en silencio, notando la rigidez en los movimientos de Satoru mientras tomaba la orden. El desayuno transcurrió en una atmósfera cargada de incomodidad. Cuando llegó el momento de pagar, Suguru miró a la señora Yamada, buscando su aprobación. Ella le devolvió un asentimiento sutil, indicándole que era el momento adecuado.

-Satoru -llamó Suguru mientras sacaba su cartera-, ¿podemos hablar afuera por un momento?

Satoru dudó, pero asintió y lo siguió hasta el exterior del local. La fresca brisa matutina ayudó a calmar un poco los nervios de ambos. Suguru, con una expresión de sincero arrepentimiento, tomó aire antes de hablar.

-Satoru, quiero disculparme por mi comportamiento de ayer. Fui cruel y actué de manera irracional, dejándome llevar por los celos y la inseguridad. No me comporté como un adulto y no te di el beneficio de la duda. Me dejé influir por rumores sin fundamento y te hice daño sin razón. Lo siento de verdad.

Satoru, sorprendido por la sinceridad de Suguru, lo observó con ojos llenos de remordimiento. Se tomó un momento para procesar sus palabras antes de responder.

-Te agradezco que te disculpes, Suguru. Fue muy doloroso escuchar esas palabras de alguien que... que me importa. Pero entiendo que a veces las inseguridades nos hacen actuar de maneras que no queremos. Acepto tus disculpas.

Un silencio cargado de emociones se instaló entre ellos. Suguru, sintiendo una mezcla de alivio y esperanza, dio un paso más cerca de Satoru.

-Quisiera poder empezar de nuevo, Satoru. Sin prejuicios ni malentendidos -dijo Suguru, su voz suave pero llena de intención.

Satoru asintió, y en un impulso de genuino afecto, ambos se acercaron. El beso que surgió fue uno cargado de emociones, un acto que sellaba la reconciliación y abría una nueva etapa entre ellos.

                      𝗄𝖾𝖾𝗉   𝗆𝖾   𝗁𝖾𝗋𝖾.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora