Capítulo 9

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No estoy soportando.

Conforme va pasando la noche, la decepción, la rabia y los celos se están apoderando de mí.

Me cuesta un poco admitirlo, pero estoy muriendo de celos al ver a Clare muy cerca de Dione.

No se cuantas copas de champán llevo, solo se que tengo las suficientes como para tomar la decisión de irme de aquí y no seguir soportando sus demostraciones de cariño.

Clare se acerca a la rubia, quien la recibe gustosa, pasando su brazo por su cintura. La pelirosa le dice algo al oído que la hace reír.

Me termino la copa que tengo en la mano, para luego ponerme de pie. Me acerco a Roma pero me detengo al verla muy entretenida con el hermano de Dione, es cuando decido irme sin decirle a nadie.

A fin de cuentas, estoy sola.

Sostengo mi bolso con fuerza mientras me dirijo a las escaleras. Saco mi celular del bolso y entro a la aplicación de taxis, una vez pongo la dirección solo me queda esperar.

Salgo de la discoteca, hay algunas personas fuera del lugar, unos más ebrios que otros. Recargo mi cuerpo en una pared.

Quiero llorar, esta no fue una gran noche.

Sin darme cuenta empiezo a llorar, busco dentro de mi bolso una servilleta y con esta me limpio las lágrimas antes de que el maquillaje se corra.

Miro mi celular para ver dónde está el auto que debe recogerme, está a cinco minutos de donde estoy. Vuelvo a guardar mi celular dentro del bolso, me limpio nuevamente las lágrimas.

— ¿Por qué te vas? —levanto la mirada en cuanto le escucho.

— Estoy cansada —miento, me mira con detenimiento y frunce levemente el ceño como si no me creyera— ¿Me harías el favor de decirle a Roma? No quería interrumpirla.

— Puedes entrar y decirle por ti misma —me dice, se recarga de la pared tal cual como lo estoy haciendo yo— ¿segura que te vas por eso? —asiento— No te creo.

— No tienes que hacerlo si no quieres —murmuro.

— Si te vas por mi culpa...

— Me voy por que estoy cansada —la interrumpo, es aquí cuando la otra yo sale a la luz. Que dice las cosas sin importar como se escuche— No estoy haciendo nada aquí. Vine porque Roma me insistió, de no ser así estaría en mi casa. Que estoy segura hubiera estado mucho mejor.

Dione me mira sorprendida por cómo le contesto.

El taxi llega, camino hacia el auto y abro la puerta. Antes de que pueda subirme, Dione toma mi mano.

— No te vayas...

— No pienso quedarme aquí, lo siento —suelto su mano— Que disfrutes.

— Pensé que venías para arreglar las cosas —sostiene la puerta, nos estamos desafiando con la mirada.

— Ese era el plan, pero no se puede solucionar algo cuando la otra persona no está dispuesta. Y estoy cansada, harta, de tener siempre que dar todo de mí —le pego a la puerta, el chofer mira todo sin saber que decir— Estuviste todo el rato pasando de mí y lo entiendo, estás con tu novia.

— ¿Con mi... ? —frunce aún más el ceño, luego se ríe sarcástica— ¿Estás celosa?

— ¡Ya quisieras! Suelta la puerta, me largo a mi casa.

— No te vas a ir así —toma mi mano y me obliga a acercarme a ella. La veo sacar dinero de su bolsillo y se lo entrega al chofer— Disculpe los inconvenientes.

Eres tú © +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora