Capítulo 26

36 3 9
                                    






Hay días extraños.

Otros que duelen, que te sientes mal. Algunos son de alegrías, otros de completa tristeza.

¿Pero que pasa cuando en pocos días te pasa todo eso?

Después de aquella noche en la que Dione hizo esa pequeña escena de celos, he sentido que intenta acercarse pero luego se aleja. Me hace sentir momentos de esperanza y luego ella misma rompe esa esperanza.

Intento que no me afecte tanto, pero se me hace imposible porque cada minuto la extraño. Y cuando hablo con ella me siento feliz, pero luego vuelve alejarse.

Escuche a Owen y Roma hablar al día siguiente de la fiesta de inauguración, hablaron de esa chica pelinegra que no se despegaba de Dione y la cual se enojó muchísimo cuando se fue.

Ella está conociendo a alguien más.

Y yo me he quedado estancada en el recuerdo.

— ¿Estás bien? —Pasa su mano por mi rostro, parpadeo volviendo en si— Te quedaste mirando a la nada.

— Si, estoy bien —asiento. Jace me mira como si no me creyera del todo.

Jace se apareció en mi casa a la hora del almuerzo y como estaba mi hijo en casa y lo escucho, no pude hacer nada porque se daría cuenta que algo anda mal. Tuve que fingir y dejarlo pasar.

Aunque ya mi hijo está en una edad donde puede entender cuando dos adultos no se llevan bien, prefiero dejarlo fuera de todo esto.

Después de aquel día en la playa no había vuelto más a mi casa, hasta hoy.

Tampoco es que me quedaran ganas de verlo luego de aquella amenaza que me hizo.

— ¿Segura? ¿No te sientes mal? —pregunta— Dicen que con el embarazo las mujeres se ponen más sensibles y eso.

— Si supieras que no me han dado náuseas o mareos, solo algunos antojos —le respondo mirando a mi hijo que ahora está nadando en la piscina. Vuelvo mi mirada a Jace— ¿A qué viniste realmente?

— A saber de ambos —responde— Bueno, de los tres. Aquel día me pasé, no debí haber dicho eso. Me enojé mucho por tus palabras y ese fue mi mecanismo de defensa.

— Vaya manera de defenderte —finjo una sonrisa.

— Lo siento ¿Si? —suspira— por eso aproveche ese viaje de negocios para alejarme y pensar en lo que dije. Y te pido disculpas, no volverá a pasar.

Suspiro y vuelvo mi mirada a mi hijo.

— ¿Cómo han estado las cosas por aquí?

— Después que arruinaste mi relación, no muy bien —respondo.

— Lo siento por eso también —apoya sus brazos en la mesa, lo miro— Debí de pensar mejor las cosas, pero suelo ser muy impulsivo. Cuando descubrí la prueba de embarazo me imaginé que te ibas a cuestionar y pensar en no tenerlo, lo hice por miedo.

— Creo que la mejor opción era hablarlo conmigo a solas y dejar que yo le cuente a mi novia —le reprocho, de solo recordar ese día me enojo— Arruinaste mi relación y estoy casi segura que no te arrepientes del todo.

— No del todo —dice con tanta sinceridad que me desconcierta— No importa el tiempo que pase o con quien estemos, tú siempre serás el amor de mi vida. Y el que ella te dejara me dejo le brecha para intentar conquistarte otra vez.

Este se volvió loco.

— Pero sabes que eso no va a pasar —niego con la cabeza— lo único que nos une es este bebé —toco mi vientre un poco abultado— Nada más.

Eres tú © +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora