Mi avestruz

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En el avión rumbo a Los Ángeles.

-Ahí está otra vez, Heidi. ¡Mírala, mírala! ¡Mira que descarada es esa perra! -Engfa estaba como loca chillando desde su asiento para tratar de mantener vigilada a la azafata que asechaba a Charlotte.

- ¡Wow! -Heidi se inclinó desde su asiento hacia el pasillo y Tina hizo lo mismo con más esfuerzo porque ella estaba sentada cerca de la ventanilla-. Esa tipa sí que sabe mover el trasero para llamar la atención -observó la tailandesa cuando la azafata intensificaba el vaivén de su trasero cada vez que pasaba por el asiento de la Castaña. Castaña que, por haber sacado su pasaje después, se tuvo que conformar con la ubicación que le tocó y terminó sentada sola en un par de asientos a cinco o cuatro filas de distancia con sus compañeras de departamento.

-No veo a Charlotte -comentó Tina, haciendo que las tres se estiraran un poco más en su asiento sin éxito alguno, no había rastros de la Castaña.

Engfa volvió a golpear sus manos en él apoya brazos cuando volvió a ver a la misma azafata inclinándose para ofrecerle algo a Charlotte, y, casualmente, sus pechos resaltaban con el gesto.

-El rarón debe estar en todo su esplendor -comentó maliciosamente la tailandesa.

-Según Farid eso se repite permanentemente -comentó Tina desde su lugar-. Al parecer Charlotte a tiene bastantes pajaritas revoloteándole en el estudio -agregó para intensificar el sufrimiento de Engfa.

Heidi resopló divertida.

-Yo creo que la rari tiene para dar y repartir de a cuatro o cinco juntas y-

-Cállate, Heidi Jensen-fue lo único que le dijo Engfa.

Heidi no hizo caso y siguió.

-Y déjame decirte algo, Eng, te lo mereces. Te lo mereces por cambiar nuestros pasajes de primera clase a turista -ahora ya estaba más tranquila, pero el berrinche que Engfa tuvo que soportar cuando su amiga se enteró que no viajaban en primera clase fue algo que puso a prueba su amistad.

Engfa giró los ojos sin dejar de inspeccionar la fila de Charlotte.

- ¿Y qué querías que hiciera? Dime, ¿qué carajo querías que hiciera si Charlotte se negó a que le comprara el pasaje? Sólo me preguntó por qué línea y en qué vuelo viajábamos -explicó-. Tuve que decirle a Ye-Ji que cambiara los pasajes con urgencia mientras entretenía a Charlotte con otras cosas, no podía dejar que ella costeara un pasaje en primera clase -una risa nasal de Tina llamó la atención.

- ¿Qué pasa? -le preguntó Heidi.

-Nada, solo me da gracia que asuman que Char no tiene dinero -siguió riendo-. A veces estaría bueno que ambas bajaran del pedestal donde se han puesto -comentó para irritar a sus amigas.

-Por favor, no vengas con tonterías. Estamos hablando de alguien que maneja un camión de helados y que se viste con ropa que probablemente saca de donaciones o algo así. Mírala ahora, vamos a una de las ciudades más extravagantes del mundo y ella tan solo está con un pantalón que ni siquiera se ajusta a sus piernas y una camisa de mangas largas probablemente tres talles más grandes que ella, y no me hagan hablar de su equipaje. Solo trae una mochila. La maleta de mis cosméticos es más grande -Heidi se quedó pensando-. Salvo que...

- ¿Salvo que qué? -Engfa las escuchaba sin mirarlas, su vista estaba concentrada en otro lugar.

-Salvo que pusiera al rarón en exhibición y ahí estaríamos hablando de sumas exorbitantes de dinero. ¡Demonios! Hasta yo misma invertiría en eso -parecía que lo decía en broma, pero era totalmente en serio.

Engfa rodó los ojos mientras la bailarina volvió a reír, pero no por el comentario de Heidi.

- ¿Qué? -volvió a preguntar la tailandesa, ya cansada de esa risa idiota de su examiga con derechos.

No soy para ti(Englot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora