El solo de Cherine(3)

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Nueve meses después.

Engfa llevaba casi dos horas despierta y con su hija de casi tres meses en sus brazos. Charlotte dormía muy tranquila a su lado mientras ella disfrutaba de su nuevo retoño. Tampoco tenía intenciones de despertar a su chica, quería ser egoísta y disfrutar a su bebé un rato ella sola.

Engfa sabía que si Charlotte se despertaba, lograba que con un montón de caras y cosquillas la pequeña se olvidara de su morena madre y empezara a divertirse con la castaña. Además, amaba cuando Waen se pegaba de esa forma a ella, esa forma que le hacía recordar a Charlotte o a Cherine, esa forma tan necesitada, como si le faltara el aire si no estuviera en contacto con su madre.

-Eso es porque eres mi tercera mujer especial -susurró la empresaria, acariciando con su pequeño dedo la naricita de su hija.

Waen abrió los ojos aún más grandes y miró directo a la morena. Engfa leyó a la perfección una enorme cantidad de adoración reflejada en esos pequeños ojitos. Waen miraba a Engfa como si la morena pudiera darle el universo entero.

-Te amo, amor mío -volvió a susurrar Engfa-. Amo todo en ti -agregó-. Amo tus perfectos ojitos iguales a los de tu mami, amo tu perfecto cabello color sol, amo tus perfectas manitos -la pequeña tenía un dedo de Engfa atrapado en una de sus extremidades-. Amo tu perfecto y tan mordisqueado por tu otra madre traserito -era imposible no regañar a Charlotte cuando la empresaria mandaba a la castaña a cambiar a su hija y ratos después la niña seguía desnuda y con la marca de dientes de su madre en su pequeño trasero-. Amo tus perfectos piececitos con todos sus perfectos deditos -Engfa besó cada parte nombrada, disfrutando de los sonidos que hacia su hija por el gesto-. Pero más amo tu perfecto y hermoso wiwi -definitivamente era una de sus mujeres especiales-. Les vas a dar a tu mamá y a tu hermana Cherine una gran competencia, mi pequeña -claramente y como lo había anunciado la babosa tía Heidi, Waen venía cargada por esos lados.

El gen rarón, según Heidi, se había esparcido y ahora la familia Austin Waraha tenía una nueva portadora del poder, una "raroncita segunda".

Engfa besó a su pequeña nuevamente y miró a la mujer que dormía a su lado. Sonrisa previa para después, con su mano libre, o más bien con las uñas de su mano libre, acariciar la espalda desnuda de la chica.

- ¿Sabes, Waen? -le habló casi en silencio a su hija-. Este remolino que tiene tu mami Char aquí -Engfa acarició toda la espina dorsal de su esposa, desde el cuello hasta donde empezaba el trasero para luego detenerse en un pequeño remolino de vello rubio que se le hacía a Charlotte en la curva de la espalda-. Es el mismo que tienes tú y que tiene Cherine -Engfa puso a su hija boca abajo y acarició el pequeño remolino-. ¿Ves? -volvió a dar vuelta a su pequeña, pero esta vez se la sentó enfrentada a ella. Engfa rio cuando los ojos de la bebé fueron directo hacia su pecho-. ¿Tienes hambre, mi glotoncinta? -por si le había quedado alguna duda, la niña tiro varios manotones en dirección a su fuente de abastecimiento.

La sonrisa de la empresaria no hacía más que crecer y no demoró en darle a su hija lo que quería.

Engfa miró el reloj y suspiró nuevamente, le quedaban pocos minutos para que su paz se terminara y las actividades del día abrumaran el momento perfecto. Su mirada volvió a su fuente de felicidad, que ahora torturaba su pecho sin dejar duda de su hambre.

-Estoy tan enamorada de ti, mi tesoro -dijo, babeando-. Ya sé que soy un poquito egoísta al quererte solo para mí, pero el resto del tiempo tengo que competir con tus hermanas por tu atención -y eso no era lo peor-. Y lo peor de todo es competir contra tu madre, la tienes a ella en frente y es como si yo no existiera -Engfa apretó sus labios para no reírse de su propia mentira. Waen era como Charlotte y como Cherine, si Engfa estaba en una habitación, esas tres solo tenían tiempo para ella-. Por eso te estoy aprovechando ahora -contó, haciéndole cosquillas a uno de los piececitos de la pequeña.

No soy para ti(Englot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora