Hasta aquí llegamos

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-No -sentenció la castaña-. Tu prenda es... es contestar sólo que sí -repitió mientras tomaba aire; ahora solo faltaba arrodillarse.

El cuerpo de la castaña comenzó a inclinarse cuando-

- ¡Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti!

Charlotte se incorporó rápidamente, volviendo a apretar la cajita entre sus manos. En cuanto se reincorporó del todo, observó a Heidi y a Tina entrar con un enorme pastel entres sus manos. Cerca de ellas estaban Farid y Kiet. Las velas del pastel estaban encendidas y detrás de ellos venían gran parte de los amigos de Engfa y un montón de gente más a quienes la castaña no conocía.

- ¡Feliz cumpleaños, querida Engfa, feliz cumpleaños a ti!

La castaña se hizo para atrás de inmediato, dando lugar a que Heidi y Tina se acercaran para que Engfa soplara las velas.

La pelinegra tenía una sensación rara, sus ojos iban de Charlotte a sus amigos y viceversa.

- ¿Tú sabías de esto? -preguntó a la castaña, tomando su mano. Charlotte negó rápidamente; eso no le gustaba nada, pero si su novia estaba feliz no había nada que hacer.

- ¡Es una sorpresa! ¡Sopla ya, pelinegra culona, que me estoy cansando de tener este estúpido pastel!

Por la música, ninguna de las tres chicas alcanzó a escuchar a Charlotte murmurar lo perfecto que es el trasero de Engfa.

-Hathai llamó a Tina para pedirle tu teléfono y nos contó de la reserva de la rari en este lugar -dijo la latina, mirando de costado a Charlotte-. Tan solo un llamado y organicé todo. ¿Heidi Jensen puede o no con todo? -Heidi se sentía orgullosa mientras que Charlotte planeaba una forma de comunicarse con su empleada para despedirla.

- ¡Pide tres deseos, Eng! -la animó Tina para que soplara las velas.

Engfa sonrió y tomó aire para apagar las veintiséis velitas. Todo el mundo en la sala aplaudió y Charlotte tuvo que soltar a su novia para que pudiera recibir los saludos de todas las personas que querían felicitarla.

Poco le molestaba todo eso mientras la sonrisa gomosa de la empresaria siguiera en su lugar, el problema comenzó cuando Charlotte vio al estúpido chico de peinado extraño acercarse con una sonrisa seductora y caminando como si se llevara todas las miradas del lugar. Charlotte detestaba a ese chico más que a ninguno, bueno, el otro alto tampoco le caía bien; Peter, pero al menos no se trataba de comer a Engfa cada vez que la veía

- ¡Engfa! -la saludó Arthid, abriendo sus brazos para abrazar a la ex morena-. Que bueno verte y especialmente en tanto detalle -los ojos del chico se fueron hacia el escote de la empresaria y Charlotte tuvo que obligarse a clavar sus pies en el piso.

La castaña odió que la sonrisa de Engfa siguiera allí aunque estuviera ese chico allí diciéndole esas cosas que Charlotte no aprobaba.

- ¡Arthid! -la pelinegra lo correspondió el saludo y se dejó abrazar por el muchacho. Charlotte pudo ver que el chico quiso besar en la boca a Engfa, pero ella lo esquivó con facilidad y le puso la mejilla. El chico se dio cuenta y rio en voz alta.

Charlotte pensó que el chico se veía bien. Era alto y tenía su físico marcado. Vestía con ropa costosa y moderna, y tanto su color de piel como su peinado hacían a la perfección el look de chico malo que atraía a casi todas las chicas. La castaña veía a su novia interactuar con el muchacho y veía a la pareja perfecta; pensó que ella no le llegaba ni a los talones a Arthid.

- ¿Cómo estás, Arthid? -la voz de Engfa la sacó de sus pensamientos.

-Muy bien, Eng, aunque no tan bien como tú -dijo, mirando a la castaña que estaba oculta detrás de Engfa.

No soy para ti(Englot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora