El adiós de la ballena

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A la mañana siguiente en casa de los señores Waraha.

-Oh, Charlotte, amor...

Engfa aún no abría sus ojos y aun así no era necesario hacerlo para saber que su novia estaba mucho más que entusiasmada esperando a que ella despertara. Algo duro y grande la apoyaba desde atrás.

-Charlotte... cariño... tienes que tratar de calmarte... -aunque la morena tenía que admitir que le gustaba poner a su castaña así, aún su cuerpo no se había recuperado del todo de su última sesión con ella-. Charlotte, amor... recuerda que Cherine está durmiendo con nosotras -Engfa alcanzó a abrir un ojo para ver a una desparramada castaña durmiendo como si fuera la dueña de la cama.

Por más que sus ojos volvieron a cerrarse, una sonrisa se dibujó en la morena al ver a su pequeña con un dedo de su mano en su boca mientras que con la mano libre sujetaba a su maltratado conejo celeste. Engfa respiró hondo en señal de paz, parecía que todo estaba en orden, tal cual le gustaba a ella. Inclusive la enorme erección de Charlotte en su trasero le parecía normal y hasta decidió sentirla un rato más.

-Amor, vas a hacer que termine siendo adicta a despertar así -le susurró a la castaña-. Me voy a terminar acostumbrando y después vas a tener que hacer un esfuerzo para mantenerlo así todas las mañanas -Engfa rio de su propio comentario.

Para Charlotte eso no era un problema, la castaña siempre estaba lista. Charlotte era como un boy scout: "siempre lista".

Engfa escuchó un "plop" y abrió despacio los ojos. Cherine había soltado su dedo y eso quería decir que estaba a punto de despertarse. Por ende, Engfa se tenía que ir preparando mentalmente para comenzar el día. Cerró los ojos para terminar de recargar sus energías, energías que la pequeña castaña y la enorme castaña que tenía en este momento Engfa en su cama se encargaban de gastar. La morena suspiró y le agradeció a Dios que le hubiera dado una hija como Naree, que ayudaba a restablecer su equilibrio A diferencia de Cherine, Naree era más inteligente que los niños de su edad, aprendía rápido y no le costaba para nada seguir órdenes. Más bien, Engfa tenía que admitirlo; a la pequeña morena le sentaba tan bien como a ella dar las órdenes. Ordenes que por supuesto a Charlotte y a Cherine les costaba seguir y además de todo, encontraban sumamente divertido desacatarlas para el enojo de las morenas.

Engfa abrió los ojos y miró al conejo celeste que las acompañaba en la cama. El peluche era el ejemplo perfecto para lo que Engfa quería explicar.

La noche anterior cuando Snack Ajcharee Tiffany había dejado a la pequeña familia en su casa, Naree estaba completamente dormida en su impecable vestido. A Charlotte no le costó nada ponerla a dormir en su cama de la habitación, la cual la pequeña compartía con Mali y con su hermana. Para cuando la castaña y la morena terminaron de ponerle el pijama a Naree y de darle el beso de "buenas noches" para poder dedicarse a Cherine, se dieron cuenta de que la castaña no se había quedado donde Engfa la dejó. No fue hasta que Engfa revisó su celular que encontró un mensaje de su madre diciéndole que fuera urgente para su habitación, habitación en la cual se encontró con una entusiasmada y totalmente llena de chocolate Cherine contándole a sus dos abuelos absolutamente todo lo que había hecho en la cena, incluida la parte de la desnudez e incluida la parte en que una vez vestida con otra ropa, la pequeña tomó el postre de Snack, que consistía en un exquisito helado de chocolate bañado en licor de avellana, y se encargó de no dejar parte de su última prenda de ropa sin manchar.

Khalan y Wanthida se reían a carcajadas cuando la pequeña decía "nuda" o "choco", o "má", y las risas incrementaron aún más cuando Engfa tomó a la pequeña y se la llevó no sin antes dejar que le tirara un par de besos a sus "nonos". Pero eso no fue todo, cuando Engfa cometió el terrible error de entregarle a Charlotte a la castaña para que fuera dándole un baño mientras ella le buscaba la ropa para dormir, Engfa se encontró con que no solo Cherine había huido de su novia como siempre, si no que esta vez no había huido hacia sus brazos, sino más bien, hacía otro brazos. Engfa y Charlotte encontraron a Cherine desnuda y muy acurrucada entre Kulap y Hansa contándoles exactamente lo mismo que les había contado a sus otros abuelos. Y a pesar de que la empresaria encontró adorable que, al igual que su novia, Cherine compartiera el mismo sentido de justicia y lo que le cuenta a unos abuelos se lo tuviera que contar a los otros, la morena no demoró en tomar a la pequeña y llevarla al baño ella misma; no sin antes dejar que bajo protestas la pequeña saludara a los señores Suwan de la misma forma en que lo hizo con sus padres.

No soy para ti(Englot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora