Don't Go Insane [YuYeon/SoQi]

VII

¿La última vez que se acostó con alguien? Yuqi no había fallado cuando le dijo que seguramente ni siquiera le gustó. Fue en una fiesta, en el inicio del segundo año. Un hombre de su misma carrera, ni siquiera recordaba su nombre. Tenía pocos recuerdos de esa noche. Se acordaba que ella se acercó, ebria y con claras intenciones. Hablaron un poco o tal vez mucho. Entre latas de cervezas su otro recuerdo era ya estando en el acto. En la parte trasera del bar, cerca de la basura y apoyada en la pared.

Era la séptima vez que se acostaba con alguien y siempre era lo mismo. No sentía placer porque se distraía con su propia mente ¿Qué iba a entrar en el próximo examen? ¿Cuáles eran las partes del cerebro? Siempre le costó dejar sus estudios para disfrutar la vida.

Entró al baño con un par de tijeras y comenzó a cortarse el cabello. Ya lo tenía bastante largo. Una vez leyó que puede ser porque tenía problemas con dejar las cosas, en eso no se equivocaba, pero ¿por qué ahora ni siquiera le dio nervio cortar el primer mechón? Ni siquiera le parecía importarle que su corte le podía quedar mal. Tal vez necesitaba un cambio. El corte de pelo también es un arte, pensó. Tal vez cortarse el cabello también podría evitar que explotara como Miyeon. Sus pacientes se cortaban bastante seguido el cabello, efectos de los episodios maniáticos. La gran necesidad de tener un cambio para pensar que con eso se arregla la vida. Lo mismo que Soyeon pensaba en ese momento.

Se acomodó el cabello al terminar de cortarlo. Quedó hasta los hombros. Sonrió al pensar que se veía hermosa. Su autoestima estaba en el cielo y era consciente que tan solo era la serotonina que acababa de generar. Se acercó al espejo y puso un mechón de cabello detrás de la oreja. Se sentía tan hermosa que se creía que podía enamorar al ser más cruel del mundo, hasta a Yuqi. Soltó una risa por eso y se metió a la ducha. Esperaba que no se burlara por cómo le quedó, esperaba que le gustara, además, ella fue la que lo recomendó y no quería que se sintiera mal por no acertar. No quería arruinar su exagerada autoestima.

Solo corregirla para que dejara de ser una narcisista.

Al salir de la ducha se puso la ropa que compró para la ocasión, nada fuera de lo común y en su mayoría negro. Lo importante era que era nueva y que no tenía manchas de café o de cerveza. Ni el desgaste de dormir con ella. Se sentó en su escritorio y comenzó a maquillarse con un tutorial de fondo para tener una imagen dominante. No quería ser una presa fácil. Haría que lucharan por ella, o que cayeran en la locura. Negó con la cabeza mientras abría el labial de un color levemente oscuro. Debía de dejar de pensar en sus teorías, en su método de trabajo y en Yuqi.

Tenía que desestresarse para que Yuqi sepa que era de confianza y pudiera abrirse más.

El asesinato de su madre era un punto que Soyeon lo quería enmarcar como un logro ¿Qué otro psiquiatra habrá llegado hasta ese punto? Yuqi ya le había contado lo más importante ¡Hasta la hizo llorar de verdad! Ahora solo debía de hacer que fuera consciente de sus emociones y buscar el fósil de su trauma entre la tierra. Tenía que ir con cuidado, sin que Yuqi se diera cuenta. La quería sin su máscara.

¿Cómo no se daría cuenta si ella estaba tres pasos más adelante? Puede que encuentre el trauma primero que ella.

O ya lo encontró.

Se puso un collar negro en el cuello y agarró sus cosas para salir. Sus tacones se escuchaban tan fuerte que se sentía invencible. Yuqi no era nadie al lado de ella, pensó con el mentón en alto al mismo tiempo que entró al mismo bar de siempre. Ni siquiera saludó a Soojin, que sacó una jarra de cerveza inmediatamente al verla.

Se sentó en una de las mesas alejadas y Soojin le pasó la jarra con la mejor cerveza. Ninguna se miró. Se bebió más de la mitad del contenido y miró alrededor ¿Cómo podría conseguirse un hombre? No tenía experiencia en mujeres, aunque no le molestaría que se le acercara una. No le solía importar el género. Se terminó de beber la cerveza y Soojin le pasó otro.