XI

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No podía creerlo. Ninguna de las dos podía creer lo que hicieron por casi toda la noche, incapaz de separarse para volver a la realidad que las rodeaba. Minnie se pasó la mano por el cabello y se recostó en el asiento de su auto. No estaba arrepentida, solo enojada porque tuvo que salir de sus brazos para irse a trabajar.

La imagen de Miyeon gimiendo gracias a ella, su sonrisa mientras le exigía otra ronda, el sonido de sus gemidos y jadeos, todo eso no podía salir de su cabeza. Se acomodó en el asiento y giró su cabeza para mirar tras la ventana el edificio del humilde departamento donde Soyeon le dijo que Yuqi había dejado su cordura.

En ese lugar, en el sexto piso, surgió el originen del villano y héroe del país. Era un barrio de no muy buenas condiciones, con las paredes rayadas, pero relativamente limpias. Un joven apoyado en la pared con una capucha, una madre con su hija caminando de la mano, tres amigos ebrios. Un restaurante casero al lado de una botillería que seguramente no tenía sus papeles al día. Un lugar donde no sorprendida para nada que vivió Yuqi por un tiempo, pero nunca la hubiese buscado en un sitio como este.

Según los pocos que sabían de la misión, era la emboscada perfecta que luego se le llevará a Yuqi a la celda perfecta para que el país volviera a lo que era antes. Muchos se imaginaban una utopía, sin las constantes protestas, los ataques terroristas, las críticas de la prensa, la gente que le daba la razón a Yuqi, los asesinatos, las amenazas ¿Cómo nadie recordaba que antes de Yuqi todo era igual? Aunque claro, el terrorismo sí era nuevo en el país, pero eso no era lo que hacía Yuqi.

Ella no era una revolucionaria como pensaban sus seguidores. Todo lo que se generó al rededor de su forma de vivir no le importaba, ella solo quería ganar con sus seres queridos. Le importaba una mierda el movimiento anarquista.

El plan para eliminar a Yuqi era tan perfecto para los que han escuchado que hasta el presidente estaba atento a la noticia. En ese momento, mientras Minnie vigilaba desde su auto, Soyeon, Shuhua y Soojin estaban atentas a la televisión donde mostraba a una de las cámaras que vigilaban el departamento y Miyeon dormía felizmente en la cama de Minnie. Yuqi, con su cabello recién teñido de rojo para que la notaran bien, caminaba hacia la trampa perfecta y el presidente miraba con ansiedad su celular, esperando esa llamada que le anunciara que Yuqi había sido capturada.

Todos menos Minnie y Miyeon tenían un poco de miedo a lo que podría pasar. Yuqi se detuvo a cuatro cuadras del lugar, guardó sus manos en sus bolsillos y retrocedió unos pasos. Hace mucho que no sentía miedo y no era uno cualquiera. Se llevó la mano a su pecho, su corazón estaba acelerado, podía sentir su cuerpo sudar y su cabeza estaba generando muchos escenarios catastróficos. Miró hacia atrás ¿Y si no se entregaba? No quería pasar más tiempo sin Soyeon, ya había sufrido mucho a su ausencia. Mientras la psiquiatra trabajaba casi sin dormir en la pizarra, ella se quedó en cama sin tener ganas de vivir sin Soyeon.

Por primera vez en su vida, iba a sufrir en prisión.

Hizo una mueca, caminó con seguridad hacia su casa para volver a estar bajo Soyeon para que la siguiera mordiendo o besando, ojalá ambas. Sin embargo, había algo que le asustaba más que no estar con ella por un tiempo ¿Y si la seguían y atacaban su casa? ¿Y si mataban a Soyeon? Oh, siempre se burló del amor y la gran de debilidades que generaba aquello, nunca pensó que alguna vez en su vida iba a amar y mucho menos se imaginó a alguien amándola, era un monstruo, ella lo sabía muy bien.

Miró a sus lados. No solo había policías escondidos, vigilando que fuera a directo a la trampa, también había de sus aliados cuidándole la espalda. Estaba rodeada de gente en esa calle vacía, todos ansiosos de apretar el gatillo. Un mal movimientos y todos disparan. Unos hacia ellas, otros hacia los policías y puede que también a inocentes.

Don't Go Insane [YuYeon/SoQi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora