XIV

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Se estaba demorando mucho, pensó Yuqi que se encontraba caminando sobre sus manos. Llevaba dos días y medio en ese calabozo. Dos días y medio sin hablar con nadie. No le afectaba, pero ya se estaba empezando a aburrir. Debería al menos ponerle un libro o lápices para colorear.

Volvió a poner sus pies en el suelo y luego se paró. Ya le dolía mucho la cabeza como para seguir, así que se sentó en el suelo y miró a su alrededor. Ni siquiera había una cámara, una lástima que no la viera, le gustaba como le quedaba el cabello rojo.

Se levantó y comenzó a hacer lo que recordaba del tiempo que hizo yoga con Shuhua. Separó sus piernas, se agachó un poco y estiró sus bazos hacia los lados para así hacer la posición del guerrero.

Si su plan iba bien, Minnie ya estaría saliendo de la entrevista donde buscarían el asesino. Soyeon le había aconsejado que en ese momento lo mejor era que ella y Miyeon fingieran amnesia por trauma. Al ser vulnerables al ser raptadas, un evento de ese tipo podía provocar eso. Encontró que era una fantástica idea, así Minnie podía inventar la historia que quisiera.

Ya extrañaba a Soyeon.

Hizo un puchero y se puso en la posición del árbol, con un pie alzado. Se encontraba en el calabozo de una buena prisión. Nadie vigilaba la puerta por órdenes de Minnie. Nadie tenía que estar cerca de ella, porque tenía que estar completamente sola.

Minnie podría entrar con la excusa que quiere entrevistarla ¿¡Quién mierda mató el presidente!? Podía gritar al entrar. El país en ese momento sería un caos, en todos lados. Uno de sus seguidores se aprovechan de la situación y matarían a más personas importantes. Estaban destruyendo el sistema ¿Y qué mejor que estar en prisión? Eso daba el enorme mensaje de que era invencible, porque no solo era Yuqi, era un movimiento que se aprovechaba de su existencia. No se arreglaría nada encerrándola y curándola.

Ella ya había arruinado el país, implantado la semilla del caos y ahora era un árbol tan grande que la ausencia de un presidente era lo que faltaba para que la gente se diera cuenta de eso.

Respiró hondo y cambió de posición. Juntando sus piernas para tocar la punta de sus dedos de sus pies. Podía escuchar el caos que se estaba generando fuera de su celda. Prisioneros luchando entre sí, seguramente matándose, por la noticia del presidente. Esos gritos eran música de sus oídos.

Su plan había funcionado.

Si no lo hubiera hecho, tendría que quedarse en prisión una semana y ya no soportaba el lugar. Quería estar con Soyeon.

Separó sus piernas, pero se mantuvo con las manos en el suelo. Sonrió al ver entre sus piernas a Minnie abrir la puerta de su celda.

—Te odio—fue lo primero que le dijo.

—No me coquetees de esa forma que Soyeon te mata sin siquiera dudarlo—se enderezó y fue corriendo a la salida.

—¿Soyeon?

—Oh, cariño, tenemos que ponerte al día. Soyeon y yo estamos saliendo ¿Te acuerdas de que te dije que hay alguien sociopatía? Bueno, es ella.

Yuqi le explicó cada detalle del plan mientras salían del lugar entre el caos de la gente. Había mucha gente comportándose como animal como para que notaran su escape. De todas formas, ya estaban viendo que era muy tarde. Ya no se podía solucionar lo que Yuqi creó.

Minnie le abrió la puerta del auto y esta entró. Prendió la radio de la policía para escuchar con una sonrisa su pánico. Minnie se sentó y prendió el motor. Le dio una corta mirada a Yuqi y comenzó a conducir luego de escuchar la dirección de donde vivían. Nunca estuvo cerca de capturarla.

Don't Go Insane [YuYeon/SoQi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora