Capitulo veinticinco

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𝐦𝐲𝐬𝐭𝐞𝐫𝐢𝐨𝐮𝐬 𝐛𝐨𝐲 ¿𝐨𝐫 𝐧𝐨𝐭?

–Gracias, me gustó mucho –digo tendiendo el dinero a la chica.

Mi cabello ha vuelto a ser rubio como antes, ahora mis ojos resaltan mucho más que antes, y puedo decir que me veo mas guapo. Salgo de la tienda y camino libremente por las calles mientras observo mi celular. Entro a una cafetería y compro un café para llevar mientras espero mi turno miro algunas cosas en el celular hasta que suena mi pedido.

Camino tranquilamente hasta que mis ojos se topan al chico que estaba con Astrid ayer, me tomé el tiempo de investigarlo y supe que su nombre era Trevor. Debió conocerlo mucho después que termináramos, por lo tanto, puede que solo haya oído de mí. Sigo caminando en la dirección contraria a él y choco intencionalmente haciendo que uno de sus libros caiga al suelo.

–Lo siento, no me fije por donde venia. –digo agarrando el libro del suelo.

–No, tranquilo. –me regala una sonrisa– soy Trevor.

–Malcolm –miento sonriéndole de vuelta.

El me observa un pequeño tiempo y luego se despide para seguir su rumbo.

Estoy mas cerca de lo que piensas.

Al llegar a la casa me recuesto en el sofá y quedo profundamente dormido en cuestión de segundos. Despierto un poco desorientado, me dirijo a mi despacho y comienzo a manejar el poco trabajo que me queda. La puerta se abre y uno de mis guardias se encuentra parado mirándome seriamente.

–Señor, la señora Ashford se encuentra aquí. –dice con seriedad.

Ruedo los ojos y le doy una seña para que pase a mi despacho, espero que no salga con sus cosas de vieja entrometida. Realmente llevo meses sin hablar con ella, incluso ni con Malcolm he hablado, me dan ganas de vomitar el tan solo pensar en ellos.

–Hijo. –dice ella entrando con su vestido elegante y su melena rubia suelta.

Ugh, es idéntica a Mikaela.

–Que quieres Gabriela. –digo cruzándome de brazos.

–¿Acaso no puedo visitarte? –dice ella tomando asiento—es mi deber saber cómo estas.

–No me interesa. –digo volviendo a mi computadora.

–Si estoy aquí es que me interesas Richi. –dice y tenso mi cuerpo al escuchar ese apodo.

–Lárgate, Gabriela, no quiero verte. –digo haciéndole señas para que se vaya.

–Por favor, no cometas otra locura. –dice poniéndose de pie y dando un beso en mi frente.

La ignoro y segundos después me encuentro de nuevo en soledad absoluta. Suspiro mientras hago algunos trabajos en la computadora. Luego de unas largas horas, doy por terminado mi trabajo y me dedico a observar algunas cosas sobre el expediente que tengo en mis manos.

No dejes que sus palabras te coman más. Dice una voz en mis adentros. 

Cierro los ojos y me dejo caer hacia atrás sintiendo un leve dolor de cabeza

Debes mantener la calma.

Me dirijo al baño en busca de unas pastillas para el dolor de cabeza. Al encontrarlas me dirijo a la habitación y me recuesto en la cama hasta quedarme dormido.

No puedes seguir manipulándola, debes decirle ya. –dice Bryant a mi lado.

¿Y perderla? No, claro que no puedo decirle. –digo dándole una calada a mi cigarro.

Una Nueva VisionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora