Capítulo treinta

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Este es el final, ¿no?

Un día nuevo, una nueva yo.

Me levanto y me dirijo a la ducha para luego ir a la universidad, para las prácticas de animadora, desde el campeonato no he ido, decidí darme un tiempo libre y sé que Amanda está haciendo un buen trabajo por mí. Me despido de mi hermana y mamá quien ya se iba a trabajar en la fábrica, mientras salgo y pongo algo de música en lo que llego a la universidad. Traigo puesto unos shorts negros y una camisa blanca pegada a mí.

Observo a las chicas practicar mientras coloco las cosas en los pequeños banquitos.

–¡Astrid! –saluda una de las chicas abrazándome– ¿Dónde te has metido? Te extrañamos.

–Tranquilas, estaba tomando un descanso –le sonrío– ¿listas? ¡a dar lo mejor!

Ser capitana de este equipo me llena de muy buenas energías, me siento en paz cuando practico junto a ellas. Claro, no están todas, pero, sé que hacen lo posible por llegar. Me paro delante de ellas y les sonrío de forma amable preparándome para empezar. Liss me escribe que va de camino a su juego, y le deseo lo mejor para luego seguir con las practicas.

–¡Bien hermosas! –digo llamando su atención—quiero dos chicos atrás para dar las piruetas en el aire.

Trevor se posiciona al lado de Train y Camile se ofrece para dar la pirueta.

–Camile, siempre has sido de piruetas en el piso, ¿estas dispuesta? –pregunto y ella asiente segura.

Sonrío y pongo la música para seguir el ritmo. Así asamos unas dos horas practicando, se nos fue el tiempo rapidísimo, pero logramos que Cam se acoplara a las nuevas rutinas. Se despiden todos y me dispongo a tomar asiento en la grama.

Una sombra se posiciona delante de mí y observo los ojos de Ashton mirándome.

–Hola preciosa –dice sentándose a mi lado.

–Hola Ashton –digo un poco cortante.

–¿Estas bien? –pregunta y yo asiento lentamente– sabes que no te lo creo.

–No sé, quizás me podías decir; oye Astrid, estaré pasando tiempo con mi mejor amiga –digo mirándolo—, pero decidiste ignorarme ¿no?

–Astrid, la que ha estado ignorando mis llamadas eres tú, no entiendo porque me lo tiras en la cara –dice rodando los ojos— salgamos hoy.

–¿Pregunta o afirmación? –digo soltando una risa sin gracias.

–No acepto un no por respuesta, así que es una afirmación –dice dándome un beso en la boca.

–Me encantaría, pero no puedo, tengo que hacer algunas cosas. –lo observo—pero cuando este en casa, puedo decirte.

–Eso me gustaría más. –dice besándome—extraño verte dormir.

Después de eso salgo del parque y me dirijo a mi auto, le escribo un mensaje a Mikaela para reunirnos un rato y charla a lo que ella acepta gustosamente. Llego rápido a la cafetería y veo que ya ella se encuentra sentada en uno de los banquitos. Al verme sonríe y me abraza para luego sentarnos a charlar y tomar un café.

–Voy a comprar algunos vestidos nuevos, me encantaría que vinieras conmigo. –dice con emoción en su voz.

–Ir de compras contigo implica estar casi tres horas en una tienda –digo riendo.

–Ay vamos, ni es para tanto –dice rodando los ojos.

–La última vez fue así –digo dándole un último sorbo a mi café.

Una Nueva VisionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora