5.- ☆

1.4K 77 2
                                    

La semana pasó sumamente lenta para ambos chicos, desde la tontería del chat, no habían vuelto a hablar, pero eso no era importante, pues de todas formas se cruzarian en la pijamada a la que ambos asistirían ese viernes.

Habían terminado las clases, ese día había sido especialmente más aburrido y agobiante para Martin, se le hacía eterna cada clase y sobre pensaba lo que podría pasar ese día, aunque prefería quedarse con que estaría rodeado de amigos, y ése alguién más.

- Vale, a mi Bea irá a buscarme, ustedes? - Explicaba Ruslana mientras esperaba a que sus dos amigos arreglen sus mochilas para salir de la Uni.

- A mi también! Supongo que después de tí. - Sonreía Chiara, quién parecía la más feliz ante el plan y aún más cuando se les unió rus.

- Iré después caminando, no me queda muy lejos, además, si me arrepiento... Puedo simplemente no ir, y no tendré que pasar la vergüenza de decirle a Bea que mejor no pase por mi. - Ambas chicas lo miraron asombradas.

- ¿Por qué te arrepentirías en primer lugar? Estaremos todos tus amigos! Álvaro, Paul, Bea, Chiara y yo! - Intentaba darle ánimos.

- Justamente por la persona a la que evitaste mencionar... - Le dolía tanto que todos sean una razón para ir, menos quién más solía emocionarle ver.

- No lo sé, probablemente será un desastre. - Martin seguía negándose al plan.

- Será divertido, ya verás como no querrás parar de ir a fiestas y seremos nosotros los que te negaremos tantas salidas. - Bromeó Álvaro, quién llevaba rato suplicandole que le acompañe a una fiesta.

- "Nosotros" ? Juanjo, tu irás? - Centró su mirada en el chico que no estába participando mucho en la conversación.

- Hombre, claro ¿lo dudabas? - Soltó una risa sarcástica.

- Ah... Vale, pues entonces iré. - Álvaro miró de reojo a sus dos amigos con una sonrisa.

- Oye pero que vas a acompañarme a mi, eh. - Le dijo el sevillano a Martin, sacándole una risita.

- Mira Martin, seremos bastantes y estaremos todo el rato juntos, todos ahí sabemos lo que ha pasado entre vosotros y por lo mismo no los metemos en situaciones incómodas, probablemente ni siquiera tengas que dirigirle la palabra, ni el a ti. - Ruslana intentaba que vea el lado positivo, no podía negar salidas en las que podría divertirse sólo por alguién que quizás no sería tanta molestia.

- Vale vale, de todas formas iré algunos minutos después de ustedes y caminando, no puedo confirmarles que no me arrepentiré... - Dijo poniéndose su mochila y empezando a caminar fuera de esa sala junto a sus amigas.

- Está bien, pero tampoco te cierres tanto a la idea de ir! Seguro que la pasaremos genial, ya verás. - Le sonrió kiki dulcemente.

Cuando ya habían dejado a Martin en su casa, ambas chicas se fueron por su camino.

¿Seria buena idea ir?
No podía parar de pensar, es verdad que quizás no tendrían que interactuar en toda la noche, como le explicó Ruslana, pero y si no era así? Y sí por cualquier razón terminaban teniendo un encuentro? No sabría cómo afrontarlo, los últimos meses de universidad lo evitaba en lo posible, pero cada vez que estaba con sus amigos y tenía la obligación de tenerlo cerca, sentía ésa presión en el pecho, las ganas de correr a abrazarle, hablarle como antes, hacer chistes que sólo el entendería, esas cosas que hacían antes pero ya no eran igual.

Armó su mochila para la pijamada, sacaba algunas cosas, las volvía a guardar, y así sucesivamente.

Bea había salido de la universidad con Álvaro, Paul y Juanjo, para luego dejarles en su casa con todo listo, y 2 horas después, más específicamente a las 06:30 de la tarde, fue a buscar a Ruslana y Chiara para llevarlas a su casa.

- Eh... Martin no había dicho que vendría? - Le preguntó Juanjo a Bea, inseguro.

- Sí, no quiso que lo vaya a recoger así que vendrá caminando! Ya sabes cómo es él... - Sí, y tanto que lo sabía...

Estaban los seis conversando y riendo, hasta que a las 07:00 PM, por fin, sonó la puerta, al haber llegado Martin.

- Hasta que por fin llegas! - Bea le dió un abrazo y el chico saludó a cada uno de sus amigos, menos a uno.

Si se lo preguntaran, lo negaría, pero en realidad, a Juanjo sí le había ofendido y afectado que haya sido el único al que no saludó, aunque tampoco estaba muy soprendido.

- Vale Martin, acomodate! He ordenado unas pizzas, no tardan en llegar. - Dijo amablemente Bea.

- Empezamos viendo una película, no? Lo típico. - Mencionó Ruslana.

- Claro! Mientras comemos pizza! Que peli vemos? - Preguntó Chiara.

- Una de terror por supuesto. - El sevillano habló por lo alto, recibiendo el apoyo de casi todos, pues dos chicos no festejaron la propuesta.

- Hay personas aquí que se duermen con esas pelis eh... Debería gustarnos a todos. - Explicó el vasco, a lo que el chico del que se refería alzó las cejas y se puso nervioso al saber que hablaba de él, pues nunca hubiera pensado que se acordaría de esos detalles, mucho menos que lo mencionaría en voz alta.

- Pero quién se duerme con las pelis de terror? Para sacarlos de aquí ahora mismo. - Bromeó.

- Eh, yo, Álvaro. - Respondió ofendido el maño.

- Pues sólo tu Juanjo, que aguafiestas. - Hubo un silencio corto.

- Deberíamos buscar una peli en la sección de comedia romántica! - Habló Paul de pronto.

- Quizás solo comedia... - Agregó Bea entre risas, recibiendo de pronto una llamada por la llegada de las pizzas, que fueron ella, Álvaro y Paul a recibir.

Habían elegido finalmente, para el agrado de Paul, una película de comedia y romance.

Se sentaron en el sofá, Bea, Martin, Juanjo y Ruslana, uno al lado del otro en ese órden, mientras que Paul, Álvaro y Chiara se acomodaron en el suelo con algunos cojines.

Juanjo, en medio de la peli se quedó dormido, dejando caer su mano encima de la de Martin, siendo notado por el vasco de inmediato, y volteandose bruscamente a ver a Juanjo, notando recién lo que ocurría.

Por el movimiento de Martin, Bea se giró también a mirar al maño, empezando a reir al darse cuenta de que se había dormido en medio de la película, y llamando la atención de todos, que centraron su vista en el chico.

Martin tenía entonces una excusa para apreciar lo tierno que se veía durmiendo. No movió su mano, lo tenía tan cerca que incluso intentaba no respirar, no tenía mucho sentido que eso pueda despertar al mayor, habiendo incluso tanto ruido por las risas del resto, pero aún así sentía la necesidad de mantener esa paz que le recorría al verlo tan de cerca.

Ni Siquiera Amigos. | JUANTINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora