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Pov- Juanjo

Llegué a la discoteca junto a Bea, estuve esperando todo el día a este momento, planeaba ser el alma de la fiesta, volverme completamente loco, así que para empezar bien, fui directamente a la barra.

No tardé mucho en empezar a tomar, necesitaba aliviarme y estar constantemente mirando a todo el mundo en aquel lugar en busca de alguién en específico no me ayudaba nada.

Pero con la mirada encontré a otra persona, Ruslana, a quien no tardé mucho en acercarme.

- Hola Rusli. - Le saludé amablemente, no eramos amigos cercanos, pero nos llevábamos muy bien.

- Juanji! ¿Como estás? - Me dió un corto abrazo.

- Muy bien! ¿Viniste con alguién? - Pregunté intentando que no se note la respuesta que esperaba recibir.

- Vine con Chiara ¿por? - Estuve algunos pocos segundos pensando en que responder, a lo que ella se me adelantó. - Por si era lo que querías saber, no, Martin no viene. - Se rió un poco y yo le seguí con un tono más nervioso, era claramente lo que quería saber, y me tranquilizaba que ella me haya entendido, aunque al mismo tiempo me daba de que pensar, era tan obvio?

- Ah pues vale jaja gracias. - Me alejé habiendo logrado recibir la respuesta que esperaba y ya sabiendo que esta noche no tendría esa angustia ni esos encuentros incómodos, seguí bebiendo teniendo en cuenta que no estaba esa persona por la que a veces me intentaba controlar.

Después de algo así como una hora me sentía ya bastante suelto, prácticamente por completo, estaba cómo un loco gritando y bailando, entre momentos conversaba y reía con Bea y Álvaro que estaban casi igual que yo, diría que Álvaro incluso peor.

Fue el momento preciso donde pensé que no necesitaba nada más, que tenía que pasar página, no se si mi mente funcionaba con claridad como para tomar una desicion tan importante en ese momento, pero en mi estado era tarde para pensarlo dos veces, así que empecé a buscar a alguién con quien liarme, que más da, no?

Un chico se me acercó sin decir mucho, simplemente empezamos a bailar bastante cerca uno del otro, pensé que era la situación perfecta pues era justo lo que buscaba, distraerme y buscar a otra persona, pero no me sentí como pensé que lo haría.

De pronto empezó a besarme e intenté seguirselo, pero fue cuestión de unos muy pocos segundos para darme cuenta de que no estaba bien, no era lo que quería mucho menos lo que necesitaba, no era la manera, no era la persona correcta, mi forma de pensar no podía cambiar en este punto, era muy tarde, hace tiempo que era muy tarde para intentar pensar en otra persona que no sea Martin, mi lazo sentimental con él era demasiado fuerte, no podía romperlo, era incapaz.

Me separé empujandole y saliendo corriendo del lugar, me apoyé muy agotado en la puerta de entrada de la discoteca y encendí un cigarro.

Me dejé caer lentamente, sentado en el suelo sintiendo el viento helado que corría a tales horas de la noche, añadiendo que mis prendas no me ayudaban pues estaba bastante desabrigado.

Mi mente estaba colapsando por completo, no podía pensar con claridad porque el alcohol me mareaba y el estrés nunca parecía desaparecer, hoy lo había entendido y me dolía demasiado, no podía escapar de lo que sentía por Martin, nadie podría reemplazarlo porque jamás alguién había hecho tanto por mí, lo que sentía era sincero, era demasiado real, y no me podría imaginar sintiendo eso por otra persona, no quería besar labios que no sean los suyos, ni mirar unos ojos brillantes que no sean los de él, y tampoco sentir el tacto de unas manos que no sean las suyas tan suaves.

No quería a nadie más que a él.

Y me dolía porque pensé que quizás jamás podría volver a tenerlo.

Tiré el cigarro, ya no podía centrarme en nada desde que me había centrado en un solo tema, en una sola persona, una vez empecé a llorar, sentí que jamás podría parar.

Era humillante aunque a tales horas de la noche nadie pasaba por aquellas calles, añadiendo el clima helado, por lo que me tomó por sorpresa ver a alguién delante mío, ese alguién que reconocería a distancia sea como sea pues podía notarlo con tan solo su presencia.

Abrí los ojos con dificultad elevando mi vista para verlo a él delante mía, necesitaba aclararme la vista pues mis lágrimas me hacían ver sumamente borroso, incluyendo los mareos que no me permitían centrarme.

- ¿Que coño haces aquí? - Le pregunté con un tono molesto.

- ¿Que te pasó? - Ignoró completamente mi pregunta, respondiendome con otra, a la que no supe qué responder.

- No te importa, yo ya no te importo, no debería. - Empecé a hilar temas y el suspiró cansado, agachandose para estar a mi altura pues yo seguía sentado en la fría calle.

- Joder, claro que me importas, y mucho. - Cuando terminó de sacarse la chaqueta, me la extendió para entregarmela.

- Pues te repito que no debería, no somos nada ¿cierto? - Respondí mientras torpemente me ponía la chaqueta que me había entregado, sintiendo por fin un poco de calor en mis brazos congelados.

- No tenemos porqué hablar de esto ahora. - Intentó extender su mano para tomar la mía, pero yo lo evité.

- ¿Y por qué no? Necesito quitarme este peso de encima. - Le respondí frunciendo el ceño.

- Estas borrachisimo y llorando a más no poder, ni siquiera sé por qué, pero creo que eso hace obvio el hecho de que no es el momento de discutir. - Acercó sus manos a mi rostro y empezó a limpiar las lágrimas que se mantenían en mi mejilla.

- No estaba llorando... - Dije tontamente pues literalmente me había visto hacerlo y ya no tenía sentido mentirle.

- Claro... - Rió un poco a lo tonto que era mentir en algo tan obvio. - Estas fatal, debemos irnos ¿Vale? - Se levantó y extendió su mano para ayudarme a levantarme.

- No estoy fatal! - Le reclamé.

- Okay! no lo estás, pero debemos irnos de todas formas, levantate. - Cedí a su petición y tomé de su mano como apoyo para ponerme de pie.

Me llevo de la mano hacía una calle no muy lejos, donde paramos delante de un auto del que abrió la puerta trasera y me ayudó a subirme.

Incluso con lo borracho que estaba, podía detectar que era el auto de Lucas, por lo que me pude sentir más seguro y un poco más cómodo ya que no hacía tanto frío como fuera.

- ¿Pero y éste? - Le preguntó el uruguayo al vasco con una risa entre sus palabras.

- Pues que me lo encontré fuera de la discoteca fatal llorando... Pero ya está, me esperan, que yo aquí había venido exclusivamente a buscar a Ruslana! - Volvió a dirigirse hacía la discoteca que no estaba muy lejos.

Inclinaba mi cabeza hacía atrás, sintiendo un dolor de cabeza palpitante y mucho cansancio, no pasaron muchos minutos para que Martin vuelva pero ahora con Ruslana, subiendo a la chica delante y él atrás, a mi lado.

Ruslana y Lucas empezaron a conversar mientras el manejaba y ella se mostraba borracha pero no tanto, no supe de que hablaban, pues yo estaba centrado en otra cosa, más bien, otra persona, que no paraba de mirarme y tardó poco en hablarme.

- ¿Estas bien? - Me susurró mientras tomaba mi mano.

- Muy bien. - Le dije irónicamente a lo que me dió cómo respuesta una sonrisa tierna que derretía mi corazón y me obligaba a devolverle la sonrisa.

- Okay, primera parada, casa de Martin. - Mencionó Lucas avisando a dónde se dirigían primero.

- No, a mi déjame en el piso de Juanjo. - Respondió sin pensarlo y sin cuestionarmelo antes, supongo que se había invitado solo, y la verdad yo no planeaba quejarme.





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Ni Siquiera Amigos. | JUANTINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora