20.- ☆

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Sin duda estaba agradecido del apoyo que le brindaba Paul, pero sabía que deseaba a alguién más, en esa situación, solo podía pensar en esa persona.

Cuando no podía correr de los comentarios, risas y burlas, y peor aún, cuando no podía escapar del hecho de que su mismísimo amigo Cris era quién había causado todo eso, no pudo tomar otra opción más que esconderse de todo y todos, en los baños, como el único lugar donde supuestamente nadie lo notaria.

Nadie excepto quién lo conocía más de lo que el mismo se conocía, Juanjo.

- Martin! ¿en qué baño estás? Abreme por favor. - No aguantaría un segundo más escuchando aquellos sollozos sin poder proteger al chico y asegurarle que no era necesario llorar, que él estaría ahí.

- Vete, se burlarán más si nos ven juntos. - Respondió con su voz entre cortada por aquél nudo en la garganta que junto al llanto desesperado, no le permitía comunicarse bien.

- Nadie nos verá aquí, Martin, déjame verte. - Hubo un silencio de algunos segundos donde el vasco decidía entre si debía ceder o no, pero finalmente lo hizo, y cuando abrió la puerta, Juanjo corrió hacía el.

Apenas lo tuvo al frente y pudo ver su cara, lo rodeó con sus brazos y acarició sus cabello en aquél abrazo, no hubiera podido no hacerlo, necesitaba protegerlo, aún más cuando notó lo mal que se veía el vasco, con sus ojitos rojos de tanto llorar y sus mejillas empapadas en lágrimas.

Por otro lado, el menor se dejó abrazar, levantando sus brazos sin fuerzas para acariciar lentamente la espalda del maño y aferrarse a su ropa, escondiendo su rostro en el pecho de Juanjo para continuar llorando con la intensidad que lo había estado haciendo hace algunos minutos, solo que ahora tenía a alguien en quién apoyarse.

- Ya... Ya está... - Le susurraba con calma para intentar tranquilizarlo.

Se separaron del abrazo y Juanjo aprovecho que lo tenía en frente para tomar su rostro entre sus manos y acariciar sus mejillas secando también sus lágrimas.

- Todo estará bien, da igual lo que digan los demás, yo estaré contigo. - Añadió Juanjo entre el silencio que llenaba el lugar, y al terminar de hablar y después de la sonrisa que le dedicó el de bigotes, empezó a besar todo su rostro con euforia, repartiendo muchos besitos cortos en cada lugar de su cara, provocándole una risa tonta.

- Nunca te dejaré, te prometo que siempre voy a estar contigo. - Ninguno de los dos creyó que eso pudiera ser mentira.

- ¿Y Juanjo? - Soltó la pregunta pues la intriga le mataba, tenía la ilusión de que quizás el maño había tenido la intención de acompañarle.

- Joder... Pues peleándose con Cris. - Martin abrió los ojos como platos, muy impresionado y casi sin creerse lo que había escuchado.

- ¿Que? ¿Pero a golpes? ¿Estan peleando literal? - Su boca empezó a escupir pregunta trás pregunta interrumpiendo cada vez que Paul intentaba contestarle.

- Que sí que sí, cuando salí de la sala se habían empezado a pegar, supongo que para ahora ya los habrán separado.- Martin suspiró agobiado.

- ¿Puedes ir a buscarlo y traerlo aquí? Por favor. - Le pidió y Paul no hizo más que asentir y salir del lugar, dejando a Martin pensativo sobre todo lo que había ocurrido, pues no eran pocas cosas y todo se le venía encima.

Pasaron muy pocos segundos cuando entró Juanjo al baño empujando la puerta de manera brusca, su rabia se seguía notando en sus movimientos apresurados pero pareció debilitarse al instante al ver al vasco.

- ¿Te ha dicho Paul que vengas? - Habían pasado tan pocos segundos desde que había salido el chico de los baños que no parecía tener sentido.

- ¿Eh? No... - No le prestó mucha atención a la pregunta, su nariz sangraba y en general su cara dolía.

Juanjo se inclinaba para que el agua caiga en su rostro, mientras sentía las caricias que le daba Martin en la espalda, dándole esa calma que necesitaba.

Se incorporó y se giró para tener de frente al menor.

- Juanji... - El vasco tomó el rostro del chico entre sus manos, dándole suaves caricias a sus mejillas, y por otro lado, el maño intentaba aún hacerse el duro, pero fue cosa de cerrar los ojos unos pocos segundos, que sin poder retenerlo y sin siquiera esperarlo, cayeron unas lágrimas por sus mejillas.

No recordaba cuando había sido la última vez que había escuchado la voz del de bigotes decirle así, mucho menos mientras le acariciaba, e incluyendo todo el momento reciente, la pelea, la humillación, Juanjo estaba completamente desequilibrado, su mente no daba para más y era totalmente imposible evitar que las lágrimas salgan una detrás de otra, soltando todo lo que debía soltar.

Martin al notar la debilidad del chico que tenía en frente, sintió nuevamente esa necesidad de calmarlo, protegerlo de todo lo que le tenía así de mal, y en un impulso, atrajo su cuerpo con sus manos y lo pegó a él, dándole un abrazo intentando que sea lo más cercano posible, que incluso si pudiera hubiera deseado juntar sus almas y pegar sus cuerpos al completo.

Ese abrazo significó mucho para Juanjo, fue como un mensaje de confianza que le comunicaba que podía soltarse si lo deseaba, y así hizo, empezó a llorar de verdad, no eran una que otra lágrima, estaba liberandose ahora sí por completo, por fin y con el cariño que le proporcionaba el vasco.

- Lo siento, de verdad. - Se alejó e intentó ocultar su rostro de la vista del otro, mientras resfregaba sus ojos con sus manos, quitando las lágrimas bruscamente.

- No importa, enserio, entiendo que te sientas mal. - Se acercó a él y tomó una de sus manos para que deje de esconderse en ellas y se centre en él.

- La he cagado, yo y Cris nos golpeamos frente a toda la puta clase. - Le soltó de repente expresando una de las razones de su angustia.

- Ya, ya lo sé, no digo que haya estado bien, pero te agradezco. - Le sonrió con ternura, manteniendo la mano de Juanjo entrelazada con la suya mientras le daba suaves caricias.

- ¿Agradecerme por qué? - Le preguntó desviando su mirada para evitar cruzarse con la de Martin.

- Por haberme defendido, no pensé que te importaría. - Soltó una risita al terminar de decirlo, le dolía decirlo pero era cierto.

- Es que no debería importarme... Pero... - De pronto su nariz volveó a gotear sangre pero en esa situación incluso lo agradecía ya que si seguía hablando probablemente arruinaria todo el momento de paz que estaba viviendo él uno con el otro, que si no hubiera sido interrumpido por su malestar, lo hubiera interrumpido de otra forma, porque se negaba a volver a caer en los romanticismos, se negaba a volver a caer en los brazos de Martin una vez más.








Ando un poco desaparecida pero por los singles y temas personales he estado ocupadisima!!
Pero ya he vueltooo, asi que 55 votos y actualizo mañana<3

Ni Siquiera Amigos. | JUANTINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora