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Ese contacto de ambas manos, estaba significando mucho para Martin, pues era el primer contacto físico que tenían después de muchos meses, después de la discusión, después del fin de su amistad.

Estában ambos jóvenes en la habitación del menor, viendo una película de terror, arropados en la cama.

- Ah! - Martin saltó del susto, pero Juanjo no se inmutó, esto le sorprendió al de bigote, así que se fijó y pudo por fin notar que su amigo se había dormido.

Estuvo a punto de moverlo bruscamente para despertarlo de un susto, pero lo pensó unos segundos antes, pues la imágen que tenía en frente, hubiese deseado no borrarla jamás de su memoria.

Juanjo estaba completamente dormido, con su cabeza inclinada hacía Martin y sus manos apoyadas ambas en sus muslos.

Lentamente, Martin puso una mano encima de la de Juanjo y la otra la usó para acariciarle el rostro con delicadeza.

Estuvo un buen rato acariciendole la mejilla, sintiendo su piel tan suave entre sus dedos, hasta que por fin se despertó.

- ¿Que pasa? - Dijo desorientado.

- Pues, que te has dormido en plena peli! Eso pasa! - Martin fingió estar enojado, pero era imposible evitar que se le escapen algunas risas.

- No te mentí cuando te dije que me aburren las películas de terror! - Rodeó el brazo de Martin con ambos brazos, acurrucandose en su hombro, asumiendo que seguiría durmiendo.

- Valee, pues fue un fallo mío, a la próxima tu eliges la peli, y yo dormiré. - Dijo empezando a acariciar el cabello de Juanjo, quién soltó algunas risitas ante el comentario.

Sentía esa gran necesidad de acariciar su cabello, como solía hacer siempre antes, pero sabía que sería inapropiado y sumamente incómodo.

Acabó la película y Juanjo despertó cuando todos empezaron a aplaudir, incluído Martin que asumió que ese era el momento de finalmente sacar su mano.

- ¿Que te pareció la peli? - Le preguntó Bea a Juanjo con una sonrisa.

- Espectacular, me ha encantado. - Todos se hecharon a reír, la apariencia lo hacía todo mas gracioso, las pintas que llevaba de recién despierto, su pelo alborotado y la dificultad para abrir los ojos, todos lo veían como algo cómico, mientras Martin lo apreciaba con ternura.

Empezaron todos a charlar sobre lo que les había parecido la película, todos menos Juanjo, quién al no estar muy enterado sobre la trama, no pudo unirse a la conversación y solo se levantó del sofá y agarró un vaso con agua.

- ¿Bea tienes alguna pastilla o algo? Me duele muchísimo la cabeza. - Hablaba desde la cocina.

Recibió un par de órdenes de Bea de dónde debía buscar hasta que encontró el paquete correcto y tomó una de las pastillas. Martin lo miraba desde el sofá, con cara de preocupación, quizás no dormía bien, o estába muy estresado y cansado, no lo sabía, y era agobiante no poder hacer nada al respecto.

- Me siento fatal, lo siento, mejor iré a casa. - Le decía sentado en el sofá, ocultando su rostro entre sus manos con agobio.

- ¿Estas seguro? No me molesta si prefieres tomarte una siesta aquí ¿Te preparo un té? - Martin lo miraba desde abajo, sentado en el suelo, justo delante.

- No no, no te preocupes, no te molesto más, de por sí ya arruiné los planes que teníamos hoy, perdona, me siento fatal. - Reiteraba Juanjo lamentándose, sintiendo que su cabeza estaba a punto de explotar.

- Juanjo! No me molestas nada, deja de pedir perdón. - Tomó su rostro con ambas manos, sintiendo la temperatura de sus mejillas, definitivamente estaba mal. - Mira esas ojeras! Estás tan cansado... - Hizo un puchero al verlo así.

- No es nada... - Giró su mirada, evitando mirar a los ojos a Martin, al tenerlo tan cerca, sabía que no podría disimular los nervios.

- ¿Piensas que te dejaré ir así a tu casa, sólo y caminando? - Juanjo asintió con una sonrisa tímida. - Es que eres bobo... Recuestate, te prepararé un té. - Ordenó, levantándose.

El mayor se acomodó lentamente en el sofá, desde donde miraba al otro chico prepararle una infusión. Se sentía agotado, habían tenido una pijamada y se había despertado varias veces en la noche por su malestar, no quería molestar al vasco, así que en la mañana pensaba en que lo primero que haría sería irse a su casa, pero se sentió aún peor, y no se lo pudo ocultar a Martin.

- Aquí tienes. - Dejó la taza con la infusión en la mesita ubicada justo al lado del sofá.

- magtan... - lo miró haciéndo un puchero, se sentía muy agradecido y en parte un poco mal por estar causando "molestias".

- No me mires asi! - Lentamente, se recostó a un lado del maño, acariciando sus mejillas y apoyando una pierna encima de las de Juanjo.

- Y si tengo un resfriado y ahora te lo contagio? - Mencionó mientras acariciaba el cabello del chico al que tenía prácticamente encima.

- Pues te acompaño en el sufrimiento. - Dijo burlonamente, levantando su cabeza para dejar un corto beso en la mejilla del mayor, haciéndole reir.

Después de unos minutos de silencio mientras ambos recibían caricias del otro, se quedaron profundamente dormidos.

Juanjo volvió a sentarse en el sofá, alejándose lo más posible de Martin, quién se moría de ganas de preguntarle si se sentía bien, pero no tenían la confianza suficiente ni para eso.

- Venga hagamos karaoke! - Propuso Ruslana recibiendo el apoyo de todos sus amigos.

Empezaba la diversión de verdad, primero Chiara, Bea y Ruslana cantaban Walk like an Egyptian mientras el resto de sus amigos las apoyaban y se reían del más mínimo error.

Ni Siquiera Amigos. | JUANTINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora