18.- ✩

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Intentó borrar todos los recuerdos cursis que tenía de aquellos momentos en ese mismo lugar pues no le hacía nada bien.

- Juanjo!! Te estaba buscando. - Le dijo una voz femenina, que al notar de quién de trataba, suspiró con calma al verla.

- Y yo a ti joder... - La abrazó, aferrándose mucho a ella y cerrando sus ojos sintiento como si por fin pudiera respirar.

- ¿Te pasa algo? - Le preguntó Bea, acariciando su espalda, notaba en la cercanía de su contacto que él necesitaba ese abrazo, y tenía que haber una razón para eso, Juanjo no era muy de contacto físico.

- Nada... Tengo demasiadas cosas en la mente, pero ya está. - La chica le conocía muy bien como para creerle, algo más le pasaba, era obvio, pero si no le quería contar sería por algo, y ella respetaba eso, así que decidió no preguntar más.

- ¿Que quieres hacer? - Le preguntó acariciando las mejillas de su amigo.

- Hoy nada ¿podrias llevarme a mi casa? - Hizo esa cara a la que su amiga no podía resistirse por la ternura que le causaba, así que tendría que aceptar.

- Joder claro que sí. - Se rió un poco al igual que el maño pues estaba orgulloso de su victoria, una vez más.

Estaban ya en el auto de la chica, ella manejaba mientras conversaban de cualquier tontería que les hacía reír a ambos, cualquier mínimo comentario llevaba ataques de risa, justamente lo que necesitaba Juanjo para distraerse de tantas cosas que le atormentaban.

[...]

Martin caminaba solo hacía su casa, sus amigas tenían otros planes por lo que no podían acompañarlo, y daría igual, pero ese día en especial lo único que necesitaba era a alguién a su lado, no quería permitirse estar solo, ya que eran necesarios unos pocos minutos para empezar a distraerse con sus propios pensamientos, y esos días solían ser recuerdos de lo que alguna vez había vivido.

Pov- Martin

Me dolía muchísimo la cabeza.
Estaba en clases de matemáticas, era lo peor para mí, me sentía humillado ya que a comparación de mis compañeros, yo no entendía absolutamente nada.

Tenía tantas cosas en la mente que no quedaba espacio para la información que daba el profesor, ni siquiera sé en que estaría pensando, al final mi mente estaba en blanco.

Cerré mis ojos lentamente, no podía mantenerlos abiertos ni un segundo más, estaba incluso mareado por el dolor de cabeza, el estrés me consumía por completo esa semana, nada lo arreglaba, nunca me había sentido tan cansado, no dormía bien, no comía bien, lo cual empeoraba mi salud.

Cuando desperté de aquella siesta que me tomé en clases, vi que no había nadie a mi al rededor, ni siquiera el profesor estaba ahí, así que me sorprendí bastante, no pensaba dormir toda la clase, pues no esperaba que nadie me despertaría, y eso me hizo sentir fatal, probablemente a ninguno de mis compañeros le importaba, ninguno me notaba ahí, no tenía a alguién en quién confiar. Volvía a pensar tantas cosas negstivas, así que cansado de mi mismo, volví a recostar mi cabeza entre mis brazos apoyado en la mesa y mi cuaderno en blanco.

Sentí como alguién apoyaba su mano en mi hombro, y asustado, levanté mi rostro para ver de quién se trataba.

Lo vi de pie frente a mi, con una sonrisa perfecta y su mirada sobre mí, sus cabellos ordenados y un brillo que me iluminaba, su simple presencia me producía calma, me transmitía paz, me hacía sentir pleno.

Me levanté antes de que alguno de los dos pueda decir algo, y lo abracé, no necesitaba nada más, perdí todas mis fuerzas cuando sentí sus brazos rodeandome, dejé que él me sostenga pues mis piernas ya no podían hacerlo por mí, me pegué a su cuerpo, lo necesitaba cerca de mi, sentirlo a él, sentir el apoyo que me daba sin decirme nada.

- ¿Martin... pasa algo? - Me preguntó intrigado y con un tono de preocupación, pero yo no pude hablar, solo me salió una lágrima, y no sabría explicarlo, pero sentía que por fin podía liberarme, podía ser yo mismo frente a él, escondí mi rostro en su pecho cuando empecé a sollozar.

- Todo está bien... Calma. - Me empezó a susurrar y acarició mis cabellos desordenandolos en el momento, y yo realmente sentía la calma que él quería transmitirme, seguía abrazandolo, agarrado sus prendas como si fuera a caerme en cualquier momento, aferrandome a él con toda la confianza que le tenía, sintiendome protegido, a salvo entre sus brazos, a su lado, apreciando el silencio que rompían mis sollozos pero que él mantenía sin hacer ningún otro ruido aparte de las respiraciones que sentía encima mío.

Me separé un poco, para dejar de abrazarlo pero sin alejarme mucho pues quería seguir sintiendo su tacto, y asi era, pues el mantuvo sus manos en mi cintura, levantando una para acariciar mi mejilla, limpiando mis lágrimas.

- ¿Que pasa? - Me habló en un susurro mientras acariciaba mi rostro y me miraba a los ojos buscando respuestas en mi silencio.

- Estoy muy cansado... Es todo. - En ese momento no tenía ganas de profundizar en mis sentimientos, en todo lo que tenía dentro, las lágrimas habían sido suficiente para sentirme mas aliviado, junto al abrazo, que me había llenado por completo.

- ¿Seguro que es todo? Estoy aquí para escucharte. - Se me escapó una sonrisa tonta que el me siguió al instante.

- Es todo lo que quiero decir por ahora. - Le dije sin dar mucho detalle, sabía que no era necesario, y eso me daba tranquilidad, el hecho de no tener que dar explicaciones porque era totalmente consciente de que el siempre me entendía.

- Vale, vamonos entonces, necesitas descansar. - Terminó diciendo con una sonrisa y abrazandome, cerré mis ojos y suspiré con calma, sintiendome tan tranquilo, olvidando ya lo mal que me sentía hace tan solo algunos minutos.

Agarró mi mochila y tomó mi mano, salimos juntos de esa sala, donde solo nosotros eramos conscientes del amor que había entre cada detalle que nos demostrabamos, nadie más presenciaba ese amor, solo nosotros, y era más que suficiente.


60 votos y actualizo mañana
(Dudo mucho q llegue así que subo el miércoles si o sí!!)

Ni Siquiera Amigos. | JUANTINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora