A través de su diario virtual, Saejin intenta mostrarle al mundo el lado oscuro de la vida de un idol AI. Sin embargo, con la llegada de Seung, la realidad que Saejin conocía hasta entonces cambia radicalmente.
La pregunta es: ¿Saejin está preparado...
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La noche cae lentamente sobre Sunshine City. Seung y yo caminamos tomados de la mano por las calles de la ciudad, rumbo a mi vecindario.
Me da miedo que este momento, y todos los anteriores, sean parte de un sueño. No quiero arruinar la atmósfera perfecta que existe entre nosotros, pero la ansiedad me supera.
―¿Dónde te quedarás esta noche? ―pregunto, intentando ocultar la tristeza que me produce la idea de separarme de él.
Seung parece no darse cuenta de mi estado de ánimo. Sin embargo, su capacidad de percepción es muy buena, por lo que existe la pequeña posibilidad de que esté fingiendo para no hacerme sentir peor.
―Por ahí ―responde despreocupadamente, encogiéndose de hombros. Me gusta la manera en que se mueve, como si fuera extremadamente liviano. Es distinto a como lo recuerdo, aunque mis recuerdos todavía son un poco nebulosos―. Seguro los chicos ya han encontrado un buen lugar para que pasemos la noche ―añade, sin darle mucha importancia al asunto―. Han tenido tiempo de sobra. Desaparecimos durante horas.
Seung camina y habla mirando al frente. Su rostro expresa una calma absoluta. ¿Soy el único que tiene miedo de que todo termine demasiado pronto?
Es evidente que ambos hemos cambiado. Ya no soy el chico que solía ser cuando nos conocimos. Perdí la mayor parte de mi optimismo y me volví nervioso y asustadizo, mientras que Seung parece incapaz de ver el lado malo de las cosas.
―¿Qué es lo que te preocupa? ―me pregunta, mirándome de reojo.
Su pregunta me pilla por sorpresa. No estoy acostumbrado a su recientemente adquirida intuición.
―No quiero estar lejos de ti ―admito, avergonzado. Me siento expuesto y pequeño junto a él, que parece tan seguro de sí mismo.
―Eres demasiado cursi ―bromea Seung, esbozando una sonrisa hermosa. No puedo acostumbrarme a su rostro. Cada vez que lo miro, es como si fuera la primera vez. Me deslumbra.
Recuperé la memoria, pero interactuar con Seung todavía se siente como algo nuevo y asombroso. ¿Algún día dejaré de sentirme de este modo?
―No estoy siendo cursi ―me quejo en voz baja, contento de que Seung no pueda leer mi mente―. Hablo en serio.
Seung se detiene de golpe y toma mi otra mano también. Estamos frente a frente, lo que le da un poco de seriedad a la conversación.
―¿Entonces vendrás conmigo? ―inquiere, alzando las cejas. No alcanzo a responder, puesto que él retoma la palabra―. Sería fantástico que saludaras a los chicos. Eugene y Geon fueron muy valientes al cruzar la pantalla de una computadora para venir a rescatarnos. Lo mínimo que podrías hacer es darles las gracias, ¿sabes? ―dice, fingiendo estar molesto.
